T/N había vivido una vida ordinaria. Pero todo cambió el día en que despertó en un universo que solo conocía desde la pantalla de su celular: Love and Deepspace. Era un juego que había dominado, pero estar dentro de él, en carne y hueso, era una realidad imposible de asimilar.
Al principio, no entendía nada. Caminaba por la nave estelar, sintiendo la frialdad del metal bajo sus pies y la presión del espacio envolviéndola, cuando lo vio a lo lejos: Sylus, el oscuro comandante. El personaje más enigmático y peligroso del juego, conocido por su carisma helado y su implacable juicio. Su corazón dio un vuelco. Siempre había sentido una fascinación inexplicable por él, pero ahora, viéndolo frente a ella, todo parecía más... real.
Sylus: "¿Qué haces aquí?" —su voz era baja y grave, casi una amenaza. Sus ojos de acero la miraron con desconfianza—. "No eres parte de mi tripulación. Nadie debería poder acceder a esta nave sin mi autorización."
T/N tragó saliva, tratando de mantener la calma. Sabía que cualquier movimiento en falso podría significar su muerte.
T/N: "No sé cómo llegué aquí, pero no soy una amenaza." —trató de sonar convincente, pero sabía que Sylus no era fácil de engañar.
Sylus: "¿Y por qué debería creerte?" —dijo, acercándose con pasos lentos y calculados—. "Este universo es peligroso. Cada ser tiene su propio motivo, su propio plan. ¿Cuál es el tuyo?"
T/N lo miró fijamente. Había algo oscuro en él, algo que le recordaba a la historia de Hades y Perséfone, de la diosa de la primavera siendo arrastrada al inframundo. Pero en esta historia, ¿quién era el verdadero prisionero?
T/N: "No busco destruirte. Solo... necesito entender por qué estoy aquí. En mi mundo, tú eres solo un personaje. Pero aquí, parece que todo es diferente."
Sylus frunció el ceño, claramente intrigado por sus palabras.
Sylus: "¿Personaje? Hablas en acertijos. Pero hay algo en ti que no encaja en este mundo, y lo descubriré."
Con un gesto brusco, la tomó de la muñeca y la llevó a una sala oscura, donde las estrellas brillaban a través de las ventanas. El vacío del espacio parecía devorar todo a su alrededor.
Sylus: "Si quieres sobrevivir aquí, necesitarás más que explicaciones vagas. Necesitarás poder."
Las palabras de Sylus eran un eco en su mente. Él era como Hades, el rey del inframundo, lleno de secretos y oscuridad, y ella, estaba atrapada en su reino, sin forma de escapar. Pero había algo más profundo, una atracción latente que los unía. No podía negarlo, ni siquiera a sí misma.
Días después, mientras navegaban por un sector hostil del espacio, una emboscada los sorprendió. La nave fue atacada y T/N se vio envuelta en el caos. Corrió hacia la cabina de mando, donde encontró a Sylus luchando contra los piratas espaciales. A pesar de su habilidad, estaba siendo superado.
Sin pensarlo, T/N tomó los controles de una de las armas de la nave y comenzó a disparar. Con precisión letal, destruyó a los enemigos que amenazaban con abordarlos. Sylus la miró desde el otro lado de la cabina, con su respiración agitada, desde una mezcla de sorpresa y admiración.
Sylus: "¿Cómo supiste...?"
T/N: "En mi mundo, conocía todos los secretos de este juego. Sabía cómo derrotar a cada enemigo. Pero ahora es real. Y no voy a dejar que mueras."
Él se acercó lentamente, mirandola fijamente. El silencio entre ellos era denso, cargado de una tensión que ninguno de los dos podía negar.
Sylus: "Siempre he controlado mi destino, T/N. Pero tú... has cambiado todo."
El espacio entre ellos desapareció cuando Sylus la tomó por la cintura, acercándola con fuerza hacia él. Sus labios se encontraron en un beso intenso, lleno de años de secretos no revelados y emociones reprimidas. Era como si, por un instante, todas las estrellas se hubieran apagado, dejándolos solos en la vastedad del universo.
Pero el momento de pasión se vio interrumpido por una alarma.
Sylus: "El enemigo no se detendrá. Y si quieres quedarte a mi lado, tendrás que luchar. ¿Estás preparada?"
T/N lo miró, el corazón acelerado. Sabía que el camino por delante estaría lleno de peligros, pero también sabía que no podía dejarlo. Había encontrado algo más profundo que su propia realidad, algo que trascendía el juego. Quizás era su destino estar a su lado, como Perséfone junto a Hades, compartiendo tanto la oscuridad como la luz de su reino.
T/N: "Estoy lista."
Mientras se preparaban para la siguiente batalla, Sylus tomó su mano por un breve instante, sus dedos se entrelazaban con los de ella. Un pacto silencioso se selló entre ellos, uno que los uniría en las estrellas y más allá.
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