Su cabello flameaba ondulante por el viento, miraba al nostálgico cielo buscando algo en su inmensidad mientras yo la miraba con vehemencia, hasta que su silueta se tornaba difusa y heteroderma.
Siempre despertaba asustado, de un golpe me levantaba y me encontraba extendiendo la mano como si hubiese tratado de alcanzarla sueños.
Llegué a obsecionarme con ella a un punto en el que me la pasaba el día entero tratando de replicar su silueta hacía y hacía bocetos, arrancaba hojas y usaba tanta pintura como grafito podía. Mi habitación que solía ser blanca ahora estaba tapizada de colores y dibujos amorfos.
Llegué a tomar medicamento para dormir al menos un poco más y verla en sueños, mi estado llegó a un punto tan deplorable que un día finalmente me decidí, necesitaba más tiempo para poder verla.
Compré pastillas de cianuro y las tome con pastillas para dormir, finalmente pude ese día pude conocerla logré alcanzar su silueta ella volteó
tenía las cuencas de sus ojos vacías y vosciferó con un sonrisa de oreja a oreja un par de palabras mientras se desvanecía en el aire "Yo soy la muerte"