Ring... Ring...Ring...
Abro los ojos inmediatamente después de escuchar la alarma. Me levanto, lavo mis dientes, voy hacía la cocina, busco mi tazón para ponerle leche, cereales y almendras. Mi desayuno habitual, mi rutina de habitual... Desayuno sola al igual que todos los días. Termino y me dirijo a ver las cartas que me han llegado, usualmente son de impuestos, estoy viendo eso cuando de pronto notó una que es diferente a las otras. Esta es roja, no tiene remitente, pero veo que esta escrito mi nombre y dirección, por lo que no es un error.
Abro el sobre e inmediatamente siento el perfume que le han puesto, es delicioso y extrañamente familiar. La carta está escrita a mano con una increible y delicada caligrafía, pero lo que más me deja anonadada es su contenido. La carta habla de todo tipo de fantasías y deseos sucios que ha está persona le gustaría compartir conmigo, y lo que más me asombra es un párrafo que dice "cada vez que te veo a duras penas puedo resistirme para no tomarte en el momento y hacerte gritar mi nombre", eso solo quiere decir que se trata de alguien que yo conozco. ¿Quien podría ser?, ¿Y si se trata de una broma que me han jugado mis amigas?. Eso debe ser, es lo más lógico, por lo que decido llamarlas a ambas.
Al cabo de una hora ambas llegan muy curiosas por mi urgente llamado.
-Hoy recibí una carta en la que se describen muchos deseos y sucias fantasías con mi persona, la carta no tiene remitente pero tiene perfume de hombre, lo que me lleva a pensar que se trata de un hombre - exprese seriamente pero note la expresión de sorpresa de ambas, ¿no eran ellas? - ¿ustedes no tienen nada que ver en esto? - pregunte más confundida aún.
-No, como crees, al menos yo no he sido - negó Rebeca
-A mi no me miren que tampoco tengo nada que ver - expreso Susi
-¿Entonces quien pudo haber sido? - cuestione, estaba segura que habían sido alguna de ellas.
-No lo sé amiga, pero ahora tienes un admirador secreto - manifestó Rebeca con una sonrisa traviesa.
-Y uno muy misterioso y candente por lo que se ve - repuso Susi siguiéndole el juego.
-Cuéntanos, que dice la misteriosa carta - pide Rebeca ansiosa.
-Esta bien, pero no se me burlen - aviso antes de leerles el contenido de la carta - "Desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaron, una oleada de deseos ha invadido mis pensamientos. Cada vez que te veo, a duras penas puedo resistirme para no tomarte en el momento y hacerte gritar mi nombre. La forma en que tus labios se curvan al sonreír me hace imaginar como se sentirían al ser besados con pasión, mientras mis manos recorren tu piel. Visualizo un encuentro en el que te encuentro en una habitación tenue, la luz suave resaltando tus curvas. Deseo que me dejes guiarte lentamente hacia la cama.
Imagino como sería halagarte mientras exploramos nuestras pasiones, experimentado con caricias que encienden nuestros cuerpos.
En esa fantasía, veo como tus piernas se enroscan alrededor de mi cintura mientras me adentro en ti, llenando cada rincón de placer.
Sueño con el momento en el que tu estés sobre mí, tus ojos fijos en mí, mientras decides el ritmo, dominando la situación con tu cuerpo. La imagen de tu piel brillando con cada movimiento me excita profundamente. Me encanta pensar en ti encima, moviéndote con confianza, disfrutando de cada segundo mientras te veo perder en el placer.
Anhelo un juego de roles, donde tú y yo somos dos exploradores de nuestros deseos más profundos.
Fantasío con la idea de atarte suavemente a la cama, dejando que cada toque sea una promesa cumpliendose. Me enciende pensar en escuchar tus gemidos mientras juego con tu cuerpo, probando cada posición que pueda llevarte al límite del extasis.
En esas noches de pasión desenfrenada, imagino que nos perdemos en lo que somos, fusionando nuestras almas en un torbellino de deseo.
Quiero descubrir cada parte de ti, crear memorias imborrables donde nuestro placer no tenga restricciones y nuestros cuerpos se unan en una danza de pura lujuria y amor" - concluí de leer toda roja de la vergüenza por lo que acababa de leer.
-Vaya...parece ser que lleva tiempo deseándote en secreto, digo, para expresar tanto en una carta - opinó Rebeca.
-Estoy de acuerdo, además de ser un gran escritor, se ve que lo traes mal Isa - repuso Susi.
-Pero yo no he hecho nada, es más, siempre sigo con mi misma rutina. No hay forma de que yo cause eso en alguien - negué rotundamente
-Tampoco te tires tan abajo amiga, que si yo fuera hombre, no te estaría enviando cartas, estaría cumpliendo mis fantasías contigo - aseguro toda coqueta Rebeca.
-Entonces ambas peleariamos por tu amor - se unió Susi - pero dinos Isa, debe haber algo más de lo que no te estás dando cuenta. Cuéntanos tu rutina.
-Es sencillo. Me levanto, desayuno, salgo a correr todas las mañanas, vuelvo, me ducho, voy al trabajo, de ahí vengo, ceno y a dormir. Eso es todo - respondí rápidamente, la verdad no hacía nada interesante últimamente, hacía un tiempo que me había tirado al abandono.
-Vaya, eres toda una abuelita - se mofó Rebeca
-Dejala. Isa, ¿No puede ser alguien del trabajo? - sugirió Susi
-¡Eso!- exclamó Rebeca
-Imposible, en mi entorno laboral son más mujeres que hombres, y los pocos hombres que hay, están casados o son gay - negué y si era uno de los casados mejor ni saber.
-Dejanos ver la carta - pidió Rebeca extendiendo la mano.
Suspiré y se la entregué.
-Hay algo que me parece raro en la carta, es decir, su perfume, se me hizo muy familiar. - comenté. Pero de pronto noté que Rebeca se había puesto pálida de repente.
-Rebeca, ¿Que tienes? - la reviso Susi mientras yo le tomaba la temperatura.
-¿Quieres que llame al médico? - pregunté ya a su lado.
-La letra... -susurro únicamente.
-Si, ¿verdad que es muy bella su caligrafía?, yo también me quedé admirándola por un rato. - halague al dueño de la carta.
-No boba, reconozco la letra - dijo estando muy seria de pronto, cosa que era raro en ella.
-¿Y de quien es? - preguntó curiosa Susi
-Dime, quiero saber - pedí yo también
-No, no quieres saber... - murmuró negando con la cabeza.
-Por supuesto que quiero saber, se trata de alguien que me conoce, que yo conozco. Y tiene esos deseos, obvio que quiero saber - refute molesta
Rebeca suspiró resignada.
-Es la letra de mi hermano menor, Patrick - afirmó sería
-¡¿Qué!? - respondimos al unísono Susi y yo
-¿Tu hermano no es tres años menor que Isa? - cuestionó Susi
-Si, además nos criamos juntos prácticamente - respondió Rebeca
-No... No puede ser... Patrick no puede tener esos sentimientos por mí - negué ensimismada en mis pensamientos.
-De hecho, ahora que salió el tema... Patrick ha estado enamorado de ti desde que éramos niños - confesó Rebeca dejándome más patidifusa
-En la carta se habla como si te viera seguido, ¿Lo has estado viendo estos días?, aunque solo sean coincidencias - preguntó de repente Susi
-Eh... No, bueno sí, cuando salgo a correr en las mañanas, a veces suelo cruzarmelo y siempre me saluda con una gran sonrisa - expliqué saliendo un poco de mi trance.
-Isa, Patrick vive en la otra punta de tu casa, ¿No se te hace raro que te lo cruces por las mañanas? - inquirió Rebeca
-No sabía que... - me interrumpi a mí misma - ¡De ahí era!, su perfume, lo siento cuando me lo cruzo al correr, bueno el rastro que deja - me sonroje al recordarlo.
-Y ahora que sabes de quién se trata, ¿Que vas a hacer? - preguntó preguntar Rebeca
-Le responderás con reciprocidad o lo rechazaras? - preguntó Susi.
Me sentí mareada de repente. Aún no lo podía creer.
-No lo sé chicas, además no sé si de verdad siente todas esas cosas que escribió en la carta. - les respondí nerviosa.
-Podriamos averiguarlo - sugirió traviesa como pocas veces Susi
-¿Cuál es tu maquiavélico plan, pequeña Susi? - preguntó riendo Rebeca
-Podriamos organizar una cena por mi cumpleaños que es la semana que viene. Allí podríamos probar si lo que siente Patrick por Isa es sincero o no. - planeó ella
-Me gusta tu plan, y así Isa podría pensar que hacer si los sentimientos de mi hermano son sinceros.
Así nos pasamos unas horas planeando todo entre risas y cuchicheos de toda clase.
Pronto paso una semana, en la cuál evité salir a correr, no quería encontrarmelo aún. No hasta saber si es cierto lo que puso. Nunca lo había visto con otros ojos a Patrick, pero ahora no podía evitar pensar en su cuerpo musculoso cuando me lo topo en las mañanas, sus ojos claros, su mandíbula bien definida o su hermosa sonrisa.
Una vez que había llegado a la cena por el cumpleaños de Susi, saludé a todos los presentes, cuando llegué a Patrick reconocí inmediatamente su colonia, era la misma que la que tenía el sobre. Suspiré.
Esa noche, Susi y Rebeca pusieron a prueba varias veces a Patrick, con preguntas indecorosas, burlas fingidas hacía mi persona, las cuáles él en seco paró. Además pude notar que no me sacaba los ojos de encima en toda la noche. Tal vez me pase un poquitín con mi vestido, me lo había puesto exclusivamente para sus ojos, aunque era un tanto descubierto.
-¿Y?, ¿Pasó la prueba? - preguntaron ansiosas por mi respuesta Susi y Rebeca
Asentí. ¿Qué más podía hacer?. Ambas saltaron de alegría.
Al finalizar la noche volví a mi casa, inmediatamente lo llamé a Patrick, pidiéndole que viniera urgentemente pero sin avisar a nadie. Al cabo de media hora ya estaba en mi casa, le mandé un mensaje diciendo que entrará, ya que le había dejado la puerta abierta, que necesitaba que viniera a mi habitación urgente.
Él rápidamente llegó a ver cuál era la emergencia, estaba preocupando, ya que nunca lo había llamado y menos a estás horas.
Cuando estuvo en la puerta vi que miraba hacia la habitación, ya que estaba tenue con la luz baja, había prendido algunas velas aromáticas y yo me encontraba en el medio de la habitación con un camisón transparente y sin nada debajo.
Su cara de sorpresa fue muy divertida la verdad y aunque yo estaba muy nerviosa por todo esto ya que nunca lo había hecho en mi vida, me le acerque lentamente moviendo mis caderas como una gata buscando a su presa. Le pasé la mano por los músculos que tanto había deseado está semana, para luego con mi lengua, pasarla por la comisura de sus labios.
Sus ojos se abrieron más aún si eso cabe. Estaba muy lindo así y me daba más confianza en mí.
Pasé la mano sobre su ropa en su paquete y pude notar que ya estaba bien despierto.
-Ven, vamos a cumplir todas tus fantasías y deseos más oscuros, que a partir de ahora, serán de los dos. - le susurré al oído sin sacar la mano de su paquete.
-¿Como sabes...- no lo deje terminar de hablar, apretándole su bulto.
-Eso luego, ¿Vienes?, ¿O prefieres mirar desde la puerta? - inquirí alejándome de él hacía la cama.
Él automáticamente me tomó de las nalgas fuertemente y me arrojó hacia la cama, en un instante ya tenía su cabeza metida entre mis piernas, me hacía gritar y gemir su nombre, tal como había dicho que haría. Ahora yo era la que deseaba cumplir todas sus apasionadas fantasías de su carta.