— Creo que ya está todo listo — exclamó Alizee, emocionada, mientras observaba el salón adornado con dedicación.
— Sí... — respondió Eduardo con voz serena, aunque en su rostro se percibía una sonrisa disimulada.
— Espero que a Nicholas le guste. Oye, ¿cuánto tiempo es de aquí a Londres? ¿Crees que demore mucho en llegar? — preguntó, ansiosa.
— No tardará tanto como crees. Estará aquí antes de lo que imaginas — respondió Eduardo, sonriendo con cierto aire de misterio.
Alizee descendió agotada de las escaleras que había utilizado para colocar las últimas decoraciones en la imponente mansión Birdswhistle, lista para recibir a Nicholas.
— No sé cómo lo lograste, pero gracias por convencer al padre de Nicholas para hacer esta sorpresa — comentó, con una amplia sonrisa de agradecimiento.
— No tuve que insistir mucho, él se ofreció de buena gana para ayudar — replicó Eduardo mientras bebía un sorbo de champán. — Nicholas llegará en cualquier momento. Quizás deberías darte un baño para refrescarte — añadió, observando el reflejo en su copa con aparente indiferencia.
— ¿Bañarme...? No creo que huela tan mal... Aunque, bueno, estoy un poco sudada — respondió Alizee, ruborizada, mirando su ropa desordenada.
— Vamos, eres la novia del dueño de la casa, no tienes por qué sentirte incómoda. — Eduardo sonrió con picardía, pero la joven seguía dubitativa.
— Estoy seguro de que mi primo estará encantado de verte tan pronto llegue de Londres. Después de todo, debe haberte echado de menos... tanto emocional como físicamente, ¿entiendes? — agregó Eduardo con un tono que desbordaba insinuación.
— ¿Físicamente...? — Alizee se sonrojó aún más, su voz temblorosa y nerviosa. — No... eso... no creo que sea apropiado hablarlo. Solo quiero verlo y abrazarlo... — respondió, con el corazón acelerado, mientras Eduardo arqueaba una ceja, impaciente por la indecisión de la joven.
— Está bien, iré a ducharme. ¿Sabes si Susy está por aquí? Tal vez podría prestarme su habitación para hacerlo.
— ¿El cuarto de servicio? No seas ridícula, Alizee Sharma Li. — Eduardo tomó la mano de la joven, llevándola hasta la habitación de Nicholas. — Este lugar es perfecto. No tienes nada de qué preocuparte, eres la enamorada de mi primo, deberías sentirte como en casa... — murmuró, su tono cargado de doble sentido. — A menos que lo vuestro se termine, claro. Eso sería una verdadera pena — añadió con una sonrisa que apenas pudo ocultar.
— Eso nunca sucederá... — respondió Alizee con un deje de inseguridad. El miedo de perder a Nicholas le pesaba en el corazón desde que supo que Seiren lo acompañaba en su viaje. — Bueno, me daré un baño.
Al tiempo que el agua comenzaba a caer en la ducha, Eduardo envió un mensaje a Seiren:
"La estúpida ha caído, es tan ingenua, aunque un poco testaruda. He conseguido algo grandioso, ya verás."
La respuesta llegó rápido:
"Asegúrate de que no lo arruine todo. Nicholas es muy listo."
"Ah... no es más listo que yo. Ya verás que lo lograré, y después de eso... tú me darás mi recompensa, ¿verdad?"
"Deja de decir tonterías. Solo asegúrate de que esa idiota no estropee nada."
Mientras tanto, Nicholas miraba ansioso por la ventana del auto, su corazón acelerado por el deseo de ver a Alizee después de tanto tiempo. Cada minuto que pasaba le parecía eterno.
— Mi amor, te he extrañado tanto... — suspiró, mientras contemplaba las luces de París, la ciudad que había marcado el inicio de su historia de amor.
Era imposible olvidar cómo comenzó todo: un choque entre dos mundos que parecía haber sido planeado por el destino. Ahora, pensar en separarse de Alizee le resultaba inimaginable.
— Nicholas, deberías estar más centrado. Tu padre finalmente confía en ti, y estás a punto de cerrar un trato que cambiará el futuro de la corporación Birdswhistle — comentó Seiren, interrumpiendo sus pensamientos.
— Cállate, Seiren, no quiero escucharte ahora — gruñó Nicholas, su paciencia agotándose.
— Es una gran oportunidad, y la estás desperdiciando solo por estar con esa mujer — insistió Seiren, acercándose y tocando suavemente la mejilla de Nicholas. — Mírame, yo soy real, soy tu igual. Te...
— ¡Cállate! ¡Deja de decir tonterías! No seas ridícula — estalló Nicholas, apartando bruscamente su mano. — No podría amar a nadie más que a Alizee. Estos meses lejos de ella han sido una tortura.
Los recuerdos del frío y la soledad en su habitación sin Alizee lo abrumaron. Volteó hacia el conductor. — Date prisa, necesito llegar a la casa de Alizee lo antes posible.
— Lo siento, señor, hay mucho tráfico...
— Olvídate de Alizee, solo te traerá dolor — murmuró Seiren con veneno en la voz.
Nicholas, lleno de furia, agarró a Seiren por el cuello, apretando con fuerza.
— Cuida tus palabras — le advirtió, su voz helada. — No tienes idea de lo que hemos pasado para llegar hasta aquí. Jamás me alejaría de ella.
Seiren, jadeando, logró susurrar:
— Entonces, ¿qué harás? ¿Dejarás todo, dinero, poder, tu propósito, solo por ella?
Nicholas, por un momento, bajó la mirada, confundido.
— ¡Nicholas! — lo llamó Seiren. — No puedes dejarlo todo. Has vivido para ocupar tu lugar, no puedes tirar eso por la borda por una mujer...
— ¡Cállate! — rugió Nicholas. — Alizee es mi todo. Mi vida. Por ella lo haría todo.
Finalmente, llegaron a la casa de la familia Sharma. Nicholas saludó con cortesía a la señora Yung, la madre de Alizee.
— Señora Yung, ¿podría llamar a Alizee, por favor? No le diga que llegué aún.
— Nicholas... — respondió la mujer, sonriendo con un deje de tristeza. — Alizee... no está en casa.
Nicholas quedó inmóvil, repitiendo las palabras de la señora Yung en su mente, tratando de procesarlas. ¿No estaba en casa?
Seiren, aprovechando el momento, sonrió con malicia.
— Te lo dije, Nicholas. Seguramente está con otro. Por eso no te llamaba... seguro que te está engañando.
Pero Nicholas no quiso escuchar. Llamó a todos sus contactos, desesperado por localizar a Alizee, pero nadie sabía nada de su paradero.
— Vamos a casa, Nicholas. No vale la pena — insistió Seiren.
— No voy a casa sin antes encontrarla — replicó Nicholas, decidido.
— Deberías ducharte y descansar. Has tenido un viaje largo. Luego la buscarás... — intentó persuadirlo Seiren.
Después de una pausa, Nicholas, aunque a regañadientes, decidió seguir el consejo de Seiren y regresar a la mansión para cambiarse.
**Con Eduardo y Alizee**:
Alizee, cubierta con una toalla, salió del baño al escuchar un ruido.
— ¿Qué fue eso? ¿Eduardo...? — llamó, sin obtener respuesta. Pero al girarse, Eduardo apareció detrás de ella, desnudo.
— ¡Ah! Eduardo, casi me matas del susto — dijo, llevándose la mano al pecho, pero al abrir los ojos lentamente, la escena que encontró la dejó sin aliento. — ¡¿Qué... qué estás haciendo desnudo?! — gritó Alizee, mientras intentaba sostener su toalla, que cayó al suelo.
Eduardo, sin dejar de sonreír con malicia, se acercó lentamente, sus ojos recorriendo el cuerpo desnudo de la joven. Alizee, nerviosa, intentó recoger la toalla, pero sus manos temblorosas la hicieron caer nuevamente.
— Esto fue más fácil de lo que pensé — se burló Eduardo, mientras la empujaba suavemente hacia la cama, haciéndola tropezar.
— ¿Qué está pasando? ¡Esta cama...! ¿Qué planeas hacer...? — preguntó Alizee, su voz llena de terror, mientras intentaba cubrirse con sus manos.
— Eres tan ingenua... — rió Eduardo, acercando su rostro al de ella.
En ese preciso momento, la puerta se abrió de golpe. Nicholas apareció, sus ojos llenos de furia al encontrarse con la escena que tanto temía: Alizee desnuda en su cama, con Eduardo encima.
— ¡¡¡Alizee!!! — gritó, su voz cargada de ira y dolor.
Alizee, en estado de shock, apartó rápidamente a Eduardo y corrió hacia Nicholas, sin importar lo expuesta que estaba.
— Nicholas....no... no vas a creer esto... esto no es lo que piensas... esto... él... — Alizee señala a Eduardo quien mira un poco temeroso a la ira de su primo.
Nicholas aparta bruscamente a Alizee y toma del cuello a su primo...
— te mataré, ¡¡¡juro que te mataré!!! — grita Nicholas y golpea su cabeza contra el suelo de un solo golpea la sangre se escurre por el suelo — como te atreves a tocarla... siempre queriendo lo que es mío, juro que te mataré...
— Nicholas... — Alizee lo abraza por detrás — ya basta no lo lastimes, no vale la..
— vas a defender a tu amante...— Alizee retrocede y niega entre lágrimas — que puedo esperar de una zorra vulgar que acogi de la calle...ahhh.... ahora lo entiendo, mientras yo estaba en londres tu te divertirás con esta escoria que tengo el desagradable destino que sea mi primo.
— Nicholas...no... te juro que no... yo quería sorprenderte....
— pues lo has hecho.... — los ojos de Nicholas brillan hambrientos de sangre, están tan rojos y las lágrimas quieren salir pero no lo hacen — tu no vales la pena no mereces mis lágrimas...
— no, Nicholas no digas eso por favor, no digas algo del cual puedas arrepentirte, mi amor... mírame — alizee toca su mejilla — nos amamos prometimos que nuestro amor sería más fuerte que esta gente — refiriéndose a seiren y Eduardo — lo acepto fui muy estupida al confiar en él pero jamás te traicionaría te lo juro, el me tendió una trampa, créeme.
Seiren tiembla de que Nicholas pueda creerle y su plan habría sido un fracaso...
Nicholas se debate entre los momentos inolvidables que paso con Alizee su amor a su lado, cuantas veces la soño y los celos que le carcomian de pensar que pueda estar con otro hombre y termino pasando y ahora Nicholas no puede soportarlo, ve la cama desordenada a Alizee y a su primo desnudos las ideas de lo que pudieron haber hecho le atormentan la cabeza, ahora mismo quisiera asfixiar a Alizee pero ni siquiera puede verla herida o sangrar porque el prometio y conectó su vida a la de ella, su sufrimiento le duele tanto como su orgullo.
— Nicholas no... no te dejes secar por el orgullo y los pensamientos malos, no ha pasado nada mi amor... — pero el orgullo gana Nicholas aparta la mano de Alizee y la saca fuera de su habitación viéndola con asco.
— acabaré primero con esa basura y luego iré por ti....
— Nicholas... — alizee golpea la puerta llorando mientras seiren se acerca y se ríe.
— te dije que ganaría sharma... Nicholas es mío ahora...
— ¡¡¡eso nunca...!!!