Primer Día:
Entro a la cafeteria como todos los días, el sonido de la campana en la puerta suena al momento que piso el lugar.
Me acerco al mostrador esperando a que me atiendan para pedir mi habitual Capuchinno como todos los días desde hace 3 años que vengo aquí para despejarme un poco de la rutina.
Para mi sorpresa no me atiende la misma chica de siempre, es alguien nueva. Mi boca se abre ligeramente al ver lo hermosa que es esta chica, tenia unos ojos azules tan claros como el mar, su piel es blanca como la porcelana, sus labios rojos como el fuego y su cabello es púrpura.
Nunca había visto una mujer tan increíblemente guapa como ella, de pronto los latidos de mi corazón suben con rapidez, mis manos comienzan a sudar y siento esas estúpidas mariposas en el estómago.
•
Me saludaste cordialmente mientras yo seguía como idiota mirándote, podía sentir el ardor de mis mejillas siempre había sido tímido pero más con las mujeres en especial que son tan hermosas como tú.
Sonreiste y creí desfallecer al ver tu linda sonrisa pareces un ángel. Entonces supe en ese instante que me había enamorado, si que estoy loco ¿Desde cuando creía en el amor a primera vista?
Tartarmude sintiéndome estúpido mientras te pedía mi capuchinno pero no te burlaste de mí, al contrario me sonreiste.
Cuando me entregaste el café, pude sentir la calidez de tu mano, fue como una corriente que atravesó todo mi cuerpo y me gusto esa sensación.
Mire disimuladamente hacía tu blusa y ahí estaba tu identificador con tu nombre.
Te di las gracias y pague mi café.
Decía "Paris" es un nombre precioso para alguien como tú.
París la chica nueva de la cafetería, me gustas y quiero conocerte más.
Me senté en mi puesto habitual mientras te observó atender a los otros clientes, para parecía un loco mirándote de esa forma pero no podía despegar mis ojos de ti.
Baje la cabeza entristecido hacia mi capuchino entonces recordé que nunca podía tener nada contigo porque solo me quedan 11 días, París.
Segundo Día:
Llegue a la cafetería como todos los días, estaba un poco ansioso y nervioso por verte de nuevo, cuando me acerque el mostrador tus ojos azules conectaron con los míos, luego me sonreiste y me enamore mas de ti.
Te pedí mi capuchino de siempre al menos esta vez no había tartamudeado. Te di el dinero y me regresaste el cambio con una gran sonrisa, nunca dejas de sonreír y eso me encanta.
Me senté en mi mesa habitual mientras te observo y bebo mi capuchino, cuando vuelvo mi vista hacia a ti, nuestras miradas se encuentran, quizás estaba alucinando pero vi que tus mejillas se sonrojaron y rápidamente miraste hacia la clienta que tenias al frente de ti para tomar su orden.
¿Tu también me espías, París? Eso me hizo Sonreír y de nuevo me llene de confianza.
Quizás si tenia una pequeña posibilidad de conocerte mejor y acercarme a tí.
Pero tengo miedo de que sepas mi secreto y no quiero lastimarte, París.
Ya que solo me quedan 10 días.
Tercer Día:
Las miradas y las sonrisas continúan pero ninguno ha tenido la valentía de hablar o dar el segundo paso entonces decido por primera vez en mi vida deje de ser tímido y atreví acercarme a ti.
Cuando termino mi capuchino, camino hacia la barra, estabas entretenida hablando con la encargada que no te diste cuenta que deje una pequeña nota encima de la barra.
Esa nota decía unas cortas y simple palabras que para mi significaba mucho, más de lo que te imaginas solo esperaba que aceptaras, mi chica de cabello púrpura.
"Hola soy Justin, eres muy linda. Me preguntaba si ¿Quieres compartir un capuchino conmigo alguna vez?
El chico de los capuchinos"
Ojala no haya sonado demasiado desesperado o directo, no quiero asustarte solo quiero conocerte.
Por favor París, dime que sí. Ya que solo me faltan 9 días.
Cuarto Día:
Como los días anteriores me diste los buenos días pero esta vez no me sonreiste, parecías fria y distante, eso me asusto mucho.
Pedi mi habitual capuchino, te pague y me fui a sentar a mi mesa, me moría de ganas de decirte lo hermosa que te veías hoy pero de nuevo la timidez pudo conmigo me sentía como idiota.
Bebí mi café un poco desanimado porque seguro no leíste mi nota o simplemente no querías conocerme, quizás pensaba que era un loco y tal vez lo soy porque nadie se puede enamorar tan rápido como yo estoy de ti, París.
No podía seguir en la cafetería bajo tu mirada, porque recordaba la nota y seguro te incomodaba mi presencia por eso no sonreias y pareces nerviosa.
Me levante para irme y quizás no regresar, pero un pequeño papel se cayo al suelo cuando lo recojo y leo lo que dice mi corazón latió tan rápido que pensé que se detendría.
“Hola Justin, a mi también me pareces muy lindo. Y si me encantaría tomar ese capuchino alguna vez contigo.
- La chica de la cafetería que le vende al chico adicto a los capuchinos”
No podía creerlo, me habíais respondido la nota mire con dirección a la barra y te vi sonreír nerviosa.
Y yo también te sonreí, no sabes lo feliz que me hiciste París, alegraste mi día.
Quería ir hasta donde estas abrazarte y besarte, lo se tengo que tomarme las cosas con calma aunque contigo es imposible.
Ni siquiera quiero pensar que solo me faltan 8 días, la felicidad de que tú me notaras es mas que suficiente para mí.
Quinto Día:
Estabas muy ajetreada hoy y no pudiste sentarte conmigo a tomar el café pero aún si me quede allí observandote atender a los clientes, de vez en cuando me sonreiste y me guiñaste el ojo.
Mierda, me sonroje parecía un idiota adolescente sonrojandome de esta manera pero tu me gustas mucho.
Baje la mirada con timidez a mi taza de capuchino, hasta que una sombra cubrió mi mesa cuando alce la cabeza estabas enfrente de mí, luciendo tan hermosa y amo tu cabello púrpura amarrada en una cola de cabello.
"Hola, Justin" Tu voz es tan dulce y suave que podía escucharla todo el día, es como música para mis oídos.
"Lamento no poder tomarme el capuchino contigo hoy, he tenido mucho trabajo ¿Te parece mañana? Es mi día libre ".
Te dije que si y me emocionaba que nuestra cita fuera mañana, aunque tu no sepas que sea un cita.
Te tendré todo el día para mi y sabes lo feliz que me hace.
Ahora solo puedo decir que tengo 7 días que estaré junto a ti, París y eso me alegra mi existencia, que podré pasar esos últimos días contigo.
Sexto Día:
No puedo creer que estoy aquí en la cafetería contigo bebiendo nuestros capuchino. Contando historias sobre nuestras familias y riendo como si fuéramos buenos amigos aunque yo en el fondo quería tener algo más contigo pero no tenía tiempo y eso me entristecía mucho.
Parecías pasarla bien conmigo, te ves contenta y eso me alegra tanto que todas esas hermosas sonrisas sean para mí, es un hermoso recuerdo que estará por siempre en mi mente.
Las horas pasaron y ni cuenta nos dimos que ya la cafetería tenia que cerrar, aun era temprano así que fuimos a caminar al parque, el viento movía tu cabello violeta de un lado a otro mientras me hablabas de tu madre y que estabas entusiasda con la idea de regresar a la universidad.
Nunca me podía aburrir de escucharte, eres tan simpática e interesante que lo único que hacía era prestarte atención y disfrutar de tu compañía, París.
Te acompañe hasta tu casa y quedamos que saldríamos al día siguiente, la idea de volver a estar contigo me emocionaba mucho.
Y sin duda disfrutaría cada segundo a tu lado, los 6 días que solamente me quedan.
Séptimo Día:
Te espere a que terminara tu turno en la cafetería, cuando saliste, fuimos de paseo por la ciudad, hacía mucho frío esa tarde así con un gesto de caballerosidad te di mi chaqueta, vi como tus mejillas tomaban un tono carmín es la primera vez que te veía sonrojarte de esa manera, lucía más hermosa de lo que eres.
Fuimos almorzar un buen restaurante que conocía, quede sorprendido que me dijeras que eras vegetariana porque yo también lo soy y teníamos muchas cosas en común.
Nuestra segunda cita estaba saliendo a la perfección, disfrutaba cada momento de tu compañía y lo que me dolía que dentro de 5 días no te volvería a ver más.
No quería romperte el corazón y no se si estoy haciendo bien al estar contigo para luego dejarte pero ahora se me hacia imposible alejarme de ti.
Octavo Día:
Llegue a la cafetería como todas las mañanas, el sonido de la campanilla de la puerta sonó al momento de entrar, me miraste fijamente con tus preciosos ojos azules y una gran sonrisa.
Me acerque al mostrador, me saludaste con tu típico "Hola Justin, como quieres tu capuchino hoy? " y rápidamente frunciste el ceño preguntándome si me pasaba algo cuando notaste que esta serio y desanimado, me sentí mal al mentirte, pero no quería agontizarte con mis problemas.
Pedí mi capuchino de siempre, pague y me senté en la silla enfrente de la mesa, sentía tu mirada sobre mí, se que estas preocupada pero esta mañana no tenia ánimos.
Luego de unos minutos te acercaste a mí, te sentaste conmigo, el tacto de tus cálidas manos sobre las mías me hicieron sentir comodo por unos instantes, seguías insistiendo de que me pasaba, me dio ternura que te preocuparas por mí pero no te quería contar la verdad no quería ver la tristeza y la lástima en tus ojos.
Intente quitar mis manos de las tuyas pero en el intento, la taza de mi capuchino se derramo en la mesa, te quise ayudar pero un grito ahogado salió de tu boca.
"¿Por que tienes esos moretones en tus brazos? ¿Quien te ha golpeado?" Dices preocupada y asustada al mismo tiempo.
Me cubrió los moretones de mis brazos con la manga de mi chaqueta y me puse de pie apenado que te dieras cuenta, veo tu cara de angustia, quise salir corriendo de allí.
"Oh dios mio, Justin. Tu nariz estas sangrando" Llevando sus manos a su boca con sorpresa.
Rápidamente paso mi mano por mi nariz y veo en mis dedos la sangre, todos en la cafetería me miran asustados, cuando caigo al suelo me dolía mucho la cabeza y escucho a alguien llamar a la ambulancia a lo lejos.
Y tu te agachaste aterrada con lágrimas en los ojos sosteniendo mi mano diciéndome que no me durmiera pero la oscuridad cayo sobre mí segundos después mientras lo último que mis ojos miraron fue tu bello rostro, París. No llores, ángel.
Tan sólo me quedan 4 días.
Noveno Día:
Abro los ojos lentamente adaptándome a la luz de la habitación parpadeando un par de veces, miro alrededor confundido porque no estoy en la cafetería sino en un hospital solo recuerdo a París corriendo hacía a mí asustada había comenzado a sangrar por la nariz y luego me caí en el suelo con un fuerte dolor de cabeza, escuchaba a su voz a lo lejos diciéndome que no me durmiera que me quedara con ella pero termine desmayandome y ahora estoy aquí conectado a un montón de maquinas.
La puerta de la habitación se abrió despacio para mi sorpresa era Paris al verme despertó se acerco rápidamente sonriendome y se sienta a mi lado tocando mi brazo, sentir el tacto de sus dedos en mi piel me relaja completamente.
"¿Desde cuando estoy aquí?"
"Desde ayer" Dice preocupada y yo frunzo el ceño.
"¿Que haces aquí? Deberias estar en la cafeteria, no quiero que te despidan de tu trabajo por mi culpa"
"No te preocupes por eso, le he pedido permiso a mi jefe para visitarte, estaba asustada por lo que pudiera pasarte, Justin ¿Por que no me dijiste la verdad?" Dice dolida y yo trago saliva tratando de deshacer ese nudo de mi garganta.
"¿De que hablas?"
"He hablado con tus padres están afuera con el doctor y ellos me lo han dicho" Sus ojos se llenan de lágrimas "Estuvimos hablando de tantas cosas y ni siquiera fuiste capaz de decirme que tienes leucemia".
Veo con sus lágrimas caen por sus mejillas y me siento culpable como si mi corazón se rompiera, esto era lo que quería evitar, no iba a soportar ver esa tristeza en sus ojos ni menos su lastima.
"No llores, Paris. Por favor " Digo mientras alzo mi mano para tocar su mejilla y limpiar la lágrima que corre por ella "No quería decirte porque no quería que sintieras pena de mí, no lo hubiera soportado quizás te conozco desde hace poco tiempo pero eres importante para mí, de solo pensar que nunca te volvería a ver me duele mucho no sabes cuánto me duele".
"No debiste pensar por mi, Justin" Dice molesta "Te fuera apoyado pensé que eramos amigos, si tal vez tenemos poco tiempo conociéndonos pero te he agarrado cariño tan rápido y me duele saber que no confías en mí".
"Ya no me queda tiempo, mi leucemia esta demasiada avanzada como para hacer algo, solo me dieron un mes. Quisieron hospitalizarme y tenerme bajo medicamentos pero no quise, no quería pasar por eso si no iba a poder salvarme de todos modos así que continúe con lo poco que me queda vida de eso hace 3 días, solo tengo 3 días y moriré, Paris".
Ella continuo llorando desconsolada mientras trataba de animarla pero seguía destrozada y yo me sentía peor por haberle mentido por hacer que tuviera que pasar por eso, me arrepiento mucho de haberle pedido aquella cita, nunca debí conocerla, nunca debí enamorarme de ella.
Décimo Día:
Fuiste al día siguiente al hospital, te quedaste conmigo toda la tarde, me hiciste reír y dándome uno de los mejores días de mi vida, ni siquiera quería pensar que en 2 días es lo mas probable que deje de respirar, ya que con las horas mi salud esta empeorando, ni siquiera puedo levantarme de la cama, me siento como un completo inútil conectado a este montón de máquinas.
No se si puedo soportar más esto, Paris. Me duele el cuerpo y quiero simplemente morir para que todo acabe pero luego recuerdo a mis padres que sufrían por mi ausencia de la muerte de su único hijo y luego estas a tú, la primera chica de la cual me enamoro pero soy tan cobarde que ni siquiera te lo quiero decir porque no quería que llevaras ese peso en tu conciencia.
Te amo Paris y no sabes lo mucho que voy a extrañarte cuando me marche, ojala no tuviera esta maldita enfermedad, ojala Dios me regalara más días contigo pero no puedo cambiarlo, cuando sales de mi habitación comienzo a llorar hasta dormirme, lloro no porque este agonizando y me falte poco, lloro porque no se si mi amor es correspondido y nunca lo sabré.
Solo cierro los ojos y rezo en silencio para poder despertar y verte una vez más.
Quiero que tu seas lo último que vean mis ojos.
Undécimo Día:
Siento que ya mi cuerpo no puede más, mis labios los siento tan resecos y mis ojos no pueden mantenerse abiertos del todo.
Mi madre llora desconsolada mientras papá trata de calmarla, me da dolor verla sufrir por mí y la entiendo ella me dio la vida y ahora este destino tan cruel me quería llevar de su lado para siempre.
No se supone que los padres entierren a sus hijos, dicen que debe ser al revés pero a veces debemos afrontar estos momentos difíciles.
"Los amo mucho" Murmuro en voz baja ya que se me dificultaba mucho hablar.
Mis padres me abrazan llorando despidiéndose de mí y yo lloro con ellos, esto es más doloroso de lo que pensé.
Mis padres salieron unos minutos para hablar con del doctor cuando Paris entró a la habitación me sonrió levemente mientras se acerca a mí y puedo notar sus ojos llenos de lágrimas al ver mi estado tan demacrado.
"Lo se, luzco horrible" Digo tratando de bromear y ella sonríe un poco mientras sostiene mi mano acariciándolo con sus suaves dedos.
"No se que decir porque no quiero despedirme de ti, Justin" Solloza y muerde su labios rojos.
"La primera vez que te vi pense que estaba viendo un ángel con cabello púrpura" Sonrió "Yo nunca había sentido este sentimiento por alguien ni menos tan rápido pero llegaste a mi vida de forma inesperada, quería conocerte y aunque sabia que me quedaban 12 días quería conocerte y pasar mis últimos días con una chica tan grandiosa como tú. Entonces me enamore como nunca lo había hecho, hoy es nuestro ultimo día juntos y si mañana no despierto al menos quiero que sepas que te amo, Paris".
Continua llorando en silencio mirándome sorprendida estaba esperando su rechazo pero para mi asombro, te acercaste a mí, inclinandote sobre mis labios y me besaste fue el beso más increíble y perfecto que me hayan dado.
Mi chica de la cafetería me había besado y yo no podía estar más feliz.
" También te amo, Justin" Murmuras mientras volvemos a besarnos.
Tus labios son tan dulces y tan suaves como siempre me los había imaginado sin duda esta iba a ser la mejor manera de morir porque al menos te había dicho que te amo y era correspondido.
"Te voy a echar de menos, mi ángel " Digo mientras una lágrima resbala por mi mejilla.
"No te has ido y ya te extraño, mi amor" Dice chocando su frente con la mía mientras cerramos los ojos y no decimos nada más, ya las palabras sobraban sentía que todo estaba dicho entre nosotros, solo quería pasar tiempo contigo.
¿Por que la vida tiene que ser tan corta?
Duodécimo Día:
Te fuiste esa misma noche, un día antes de lo previsto acompañado de tus seres queridos, sostuve tu mano mientras sus ojos se cerraba por última vez, aquellos ojos marrones hermosos que me enamoraron al momento de verte en la cafetería.
Yo también me había enamorado a primera vista de ti y ahora que te has ido no sabes cuanto te extraño, no he dejado de llorado durante estas últimas horas pero te prometí que iba a ser fuerte pero esto es más difícil de lo que pensé.
Ojala hubieramos tenido mas tiempo Justin, como quisiera que estuvieras aquí para que me alegraras con una de esas hermosas sonrisas que tenías y como se marcaban los hoyuelos en tus mejillas.
El sonido de la campanilla de la puerta en la cafetería me sobresalta, mi corazón latió al mil esperando que fueras tú quien entrara y que te acercaras a mí como todas las mañana para pedir tu capuchino pero fue un hombre distinto a ti quien había llegado y mis esperanzas se esfumaron al momento quise nuevamente a ponerme a llorar, suspire profundo y continúe con mi trabajo aunque no estaba de humor.
“¿Paris?”
Me sorprendo que la madre de Justin este aquí, salgo del mostrador para abrazarla y darle un beso en la mejilla, al separarme me di cuenta que su rostro luce cansado, sus ojos tienen orejas y parecen rojos de haber estado llorando hace poco pero la entendía perfectamente acaba de perder a su único hijo.
“Es un gusto verla de nuevo, señora Cummings”.
“Lo mismo digo, sabes que mañana es el funeral de Justin y se que le gustaría que fueras ¿Lo harás?”
“Si claro que voy a ir, podre despedirme de nuevo de él ” Digo con nostalgia.
“Bien, estuve revisando su habitación y encontré una caja con tu nombre” Me dio una pequeña caja de color púrpura como mi cabello y mi corazón se encogio, la pegue a mi pecho como si mi vida se fuera en ello “Se que mi hijo te amaba y estoy agradecida contigo de que sus últimos días lo hayas hecho tan feliz”.
Luego de despedirme de su mamá, tome mi hora de descanso, una taza de capuchino me acompañaba en mi mesa mientras abría la caja que me dejo Justin.
Eran cartas escritas a mano que decían mi nombre, llevo una de ellas a mi nariz aspirando el olor del perfume de Justin. Olía a él, amaba su fragancia.
Comencé a leer la primera y me puse a llorar enseguida.
“10 de enero del 2014.
Entro a la cafeteria como todos los días, el sonido de la campana en la puerta suena al momento que piso el lugar.
Me acerco al mostrador esperando a que me atiendan para pedir mi habitual Capuchinno como todos los días desde hace 3 años que vengo aquí para despejarme un poco de la rutina.
Para mi sorpresa no me atiende la misma chica de siempre, es alguien nueva. Mi boca se abre ligeramente al ver lo hermosa que es esta chica, tenia unos ojos azules tan claros como el mar, su piel es blanca como la porcelana, sus labios rojos como el fuego y su cabello es púrpura.
Nunca había visto una mujer tan increíblemente guapa como ella, de pronto los latidos de mi corazón suben con rapidez, mis manos comienzan a sudar y siento esas estúpidas mariposas en el estómago.
•
Me saludaste cordialmente mientras yo seguía como idiota mirándote, podía sentir el ardor de mis mejillas siempre había sido tímido pero más con las mujeres en especial que son tan hermosas como tú.
Sonreiste y creí desfallecer al ver tu linda sonrisa pareces un ángel. Entonces supe en ese instante que me había enamorado, si que estoy loco ¿Desde cuando creía en el amor a primera vista?
Tartarmude sintiéndome estúpido mientras te pedía mi capuchinno pero no te burlaste de mí, al contrario me sonreiste.
Cuando me entregaste el café, pude sentir la calidez de tu mano, fue como una corriente que atravesó todo mi cuerpo y me gusto esa sensación.
Mire disimuladamente hacía tu blusa y ahí estaba tu identificador con tu nombre.
Te di las gracias y pague mi café.
Decía “Paris” es un nombre precioso para alguien como tú.
París la chica nueva de la cafetería, me gustas y quiero conocerte más.
Me senté en mi puesto habitual mientras te observó atender a los otros clientes, para parecía un loco mirándote de esa forma pero no podía despegar mis ojos de ti.
Baje la cabeza entristecido hacia mi capuchino entonces recordé que nunca podía tener nada contigo porque solo me quedan 11 días, París”.
Justin había escrito una carta todos los días desde que me conoció hasta su último día, seco mis lágrimas y veo una hermosa pulsera con un grabado en letras plateadas dice “angel” como él me llamaba.
“Te amo, Justin” murmuro mientras guardado las cartas en la caja, las iba a guardar como un hermoso tesoro e igual que la pulsera nunca me la quitaría es una promesa para mi chico de los capuchinos.
Fin
Gracias por leer mi mini historia, por favor pueden pasar también por mi perfil a leer mi historia llamada UNA NOVIA PARA EL PRÍNCIPE 🥰
Nos leemos xoxo!!!