Estoy en mi habitación con la única compañía que he tenido en años. Algunos dicen que es dañina y tóxica pero, para mí es la mejor de todas las compañías. No me jusga, solo me impulsa a ser quien soy. No es del todo mala. Maria es una mujer misteriosa. Nos conocimos en la parte de atrás de un bar. Un amigo me la ofreció por primera vez, al principio me resisti, pero ella me envolvió con su encanto. Al principio nos veíamos de ves en cuando en una que otra fiesta. Después comenzamos a vernos cada fin de semana. Yo me volvía cada día más adicto a su presencia. Maria se había metido en cada rincón de mi piel, de mi alma y mi mente. No la podía dejar, era éxtasis en estado puro. Podía volar sin tener alas, podía viajar a cualquier rincón de mi imaginación. Maria me hacía daño, pero a mí no me importaba o no quería que lo hiciera. Con ella podía salir de mi mismo, podía actuar sin vergüenza. Perdí el miedo de mostrar lo roto que estaba. Estar con ella era un autoengaño. Creí que ella podía salvarme cuando en realidad me estaba lastimando –lo peor es que yo lo sabía y no me importaba– sólo quería estar con ella. Un día desperté en un hospital, Maria me había echo mucho daño. Fue cuando vi su crueldad. Pase varias días en el hospital, entubado, con miedo a morir. Llegué a ver la muerte varias veces. Lo que más me dolió era su ausencia. Por eso lo primero que hice cuando salí del hospital fue ir a buscarla. La perdone por el daño que me causo. Comprendí que su ausencia me hacía más daño que su presencia. Me sentía mejor con ella que con el resto del mundo. Nuestra relación era tóxica pero me gustaba. Era tarde para mí. Pase de consumir a Maria a dejar que Maria me consume. Yo tomé está decisión y ahora me toca pagar las consecuencias. Dejaré que ella me destruya porque no tengo el valor de acabar con ella. Le di poder y ahora es más fuerte. Ahora voy a morir a su lado.
NO CONSUMAS A MARIA PARA QUE NO TE CONSUMA. ES TARDE PARA MI PERO, TU AUN ESTÁS A TIEMPO DE HUIR DE ELLA.
