Qué es vivir en un lugar en el que no deseas estar y aún así no puedes partir. Vivir con restricciones y tener que obedecer a todo sin más. Esta es la historia de Juana y no presida mente de Arco, pero igual fue condenada por pensar diferente al resto.
Juana vivía en Hiyapu, una pequeña isla en la que no podía salir jamás. Nació allí, destino sino eligió pero igual tuvo que adaptarse a lo que ocurría con los habitantes de su hogar. El gran jefe un hombre gordo y de algunos años era el que tenía el control de todos los habitantes del lugar.
Allí no había democracia para elegir, solo era el y sus súbditos. El decidía que debían comer lo poco que les daba. Todas las demás islas cercanas tenían gran desarrollo en tecnología y opciones de escape pero no ellos.
En Hiyapu pocos eran los que podían salir, necesitaban un permiso especial de su jefe. Los pobladores eran como marionetas en sus manos. Jugaba a ser dios en la tierra. Jugaba con cuando tenían electricidad, cuando tenían agua, transporte y demás servicios.
Ellos vivían en el siglo pasado, a pesar de ser de este. Los pobladores aprendieron a vivir con poco y fueron desarrollando varias habilidades para mejorar su supervivencia. Lavadoras manuales, tecnología de avanzada para cocinar, un sin fin de inventos que de ser más liberales hubieran sido capaces de clasificar en la NASA.
Juana ni podía más y comenzó a rebelarse contra su jefe. Lo hizo de poco a poco, sin llamar la atención. A veces daba mítines pequeños para motivar a otros a luchar por sus ideales. Juana fue convirtiéndose en un ejemplo de rebeldía ante los demás.
Con el tiempo si fama fue en aumento y llegó a oídos del jefe. Fue tanto así que comenzó a ser perseguida para desaparecerla del mapa. Aún siendo una mujer débil, o aparentemente débil era la chispa de todos los que callaban lo que con firmeza ella gritaba.
Estuvo un tiempo escondida por los rincones de la isla, pero nunca dejó de alzar su voz. Hasta que un día dieron con ella y fue apresada. Allí la torturaron para que cambiara de padecer, cosa que no lograron con los golpes, ni con las torturas psicólogas que recibía.
Entonces los pobladores al saber lo ocurrido con ella, quisieron ayudarla. Si todos se unían podrían salvar a la joven Juana. Fueron en marcha hacía el lugar donde la retenían y allí con varios carteles hechos de yaguas y escrito con carbón pedían la libertad para Juana.
Retenerla fue aún peor para el jefe, ya que este hecho solo había provocado que las personas reaccionarán. Así que no me quedó más remedio que liberarla. Al salir las cosas se aplicaron un poco. El jefe fue más bondadoso e hizo muchas mejoras en beneficio de todos.
Pero todo fue una estrategia para calmar las aguas. Cuando todos pensaron que el tema Juana había sido olvidado, la encontraron muerta a la orilla del mar. Nadie supo que le sucedió a la dulce Juana, pero les quedó claro que el jefe actuaba siempre contra los líderes que atentaran en su contra.
