Siempre te quise, pero fuiste incapaz de verme. Daba mi vida por ti y no lo apreciaste. Me rechazabas en cada ocasión por ser pobre, por ser gordo y torpe. Entonces me esforcé por ser otra persona. Por reinventarme. Cambiar el rumbo de mi vida tan limitada.
Tomé clases en las noches, estudie horas y horas. Tomé una beca y viaje a otro país. Allí tuve suerte y me convertí en empresario. Ahorraba cada centavo por ti. Compré una casa, incluso hice mi propio negocio. Un bufete de abogados que poco a poco tomó prestigio y mis ganancias aumentaban cada vez más.
Ya con dinero quedaba cambiar mi imagen. Hice dietas y apliqué para una cirugía de reducción de estómago. Luego hice ejercicio y mi cuerpo poco a poco tomó forma. Me convertí en un muchacho bello y envidiado por muchos. A mis treinta años era todo un personaje entre la clase media alta.
Las chicas hacían colas por verme e intentar que me fijara en ellas. Claro yo no tenía lugar en mi corazón para nadie más que para ella. Su nombre es Liz, la chica más linda de la secundaria. Admirada y deseada por todos. Siempre fue buena en los deportes, porrista por naturaleza.
Prefería a los chicos guapos y ricos de la escuela. Se burlaba de los que como yo no eran ni ricos ni bellos. Por eso me esforcé el doble, aunque me costó muchísimos años ahora ya estaba listo para estar a su alcance. Tomé vacaciones y viaje a mi antiguo pueblo.
Desde que llegué causé gran revuelo. Todos querían conocer al nuevo turista, el nuevo empresario. Me hospedé en el único hotel del pueblo y mi plan era encontrarme con ella, buscarla. A estas alturas corría con suerte si aún no estaba casada, también corría el riesgo de que hubiera hecho su vida en otro lugar, no era de extrañar con su potencial y belleza.
Esa noche casi ni dormí fantaseando con su imagen. Seguro estaba tan hermosa e impecable como la última vez que la vi. Deseaba que está vez si me aceptara. Planeaba mostrarle el mundo, complacer sus caprichos y tener hijos. La noche pasaba lenta y por fin pude pegar ojo.
Desperté temprano, tomé mi desayuno y fui a buscarla. Como era un pueblo pequeño no me costó mucho saber su paradero. La mesera me indicó donde encontrarla. Resulta que luego de la secundaria jamás siguió con los estudios. Quedó embarazada en primer año de la universidad y lo dejo todo.
Su esposo fue el chico más guapo de la escuela. Luego de vivir juntos la dejó a ella y su hijo para irse con su mejor amiga. Esto me dio cólera, de haber sido mía jamás la hubiera tratado así. Desde entonces trabaja en una tienda y vive con sus padres.
Fui a la tienda con un ramo de rosas rojas, sus preferidas. Pregunté por ella en la entrada a una señora que se le notaba algo desgastada, desarreglada y con mirada triste. Fue grande mi sorpresa cuando me dijo que era ella. Quedé en shock, ella tampoco me reconoció.
Estaba con sobrepeso, en su figura no había el más mínimo signo de la persona que una vez fue. Le di las flores y un cheque de una suma considerable para que rehiciera su vida, pero jamás le confesé quien era yo. Lo tomó asombrada, vire mi espalda y me fui. Regresé a mi mundo y quedé en paz con mi pasado.
Al final ella merecía ese dinero, de alguna forma gracias a ella y su desprecio me puse las pilas y cambie mi mundo. Una pena que ella no hiciera lo mismo. Se convirtió en todo lo que detestaba. Yo en cambio fui feliz.
