Desde pequeños soñamos con casarnos, tener una familia y vivir felices. Como los cuentos de hadas donde la chica y el chico din felices por siempre. Tenemos eso tan arraigado en nuestras mentes que es una de las expectativas de vida de muchos. Pero ¿acaso ellos son en verdad felices por siempre...?
¿Acaso el amor acaba? Vendo a menudo a nuestros abuelos que fueron un matrimonio sólido por muchos años. Serían felices de veras. Comencemos por el inicio. Cuando empezamos una relación todo es perfecto. Queda muy bien el dicho ese de que el amor es ciego. Luego es el juego del gato y el ratón.
Las citas, los viajes, las fiestas. Se conocen y se cuentan sus vidas, sus planes, sus gustos. Todo se acepta, todo se quiere. Al vivir juntos comienzan a verse como en realidad son. Sus mañas, sus vicios, su verdadera yo. Hasta ahí todo bien. Pero poco a poco comienzan los descuidos.
La ignorancia, darlo todo por seguro. No hay nada más triste que llegar a casa u vivir con alguien que no te escucha como antes, te ignora, te hace menos. Tus inquietudes son cosa poca, sin importancia, o sea una tormenta en un vaso de agua. Que tu pareja escuche el drama de sus amigos, de sus compañeros de trabajo, pero no las tuyas.
Que te sientas tan solo emocionalmente aún viviendo con alguien que da por hecho que todo está bien, cuando en realidad algo se va rompiendo en tu interior. Algo que con el tiempo no se va a reparar, en cambio, va haciendo una brecha entre ambos casos vez más.
Una vez escuché decir que entre dos siempre hay uno que ama más y el otro se deja amar. Que siempre hay uno que lucha por la relación mientras el otro espera pasivo sin importar tus sentimientos, tus ganas de hablar y ser escuchado.
Cómo puede ser posible que al inicio tus gustos fueran exóticos, diferentes, atrayentes y ahora te quieran cambiar, te dejes cambiar,bye destruyan poco a poco tu autoestima, tus ganas de ser tú mismo para complacer a otra persona. Al punto de que tus ideas sean raras, de loca y tus problemas por menores que sean no valgan la pena escucharte.
Que le dediquen más tiempo a otras personas menos a ti, que lo dejas todo por él o ella. Entonces te replanteas todo y pasas por varias faces. La más dolorosa para tu persona es la aceptación. La aceptación de que es así. Qué con los años viene la monotonía, la incomprensión, el desprecio y resignación.
Entonces te pregunto. ¿El amor acaba realmente? No lo creo, más bien creo que lo dejan morir. Lo dejan morir aquellos que creen que siempre estarás ahí para ellos, en silencio, dispuesta o dispuesto para cuando esa persona narcisista crea que es tu momento de protagonismo.
El amor no acaba, lo dejan morir aquellos que cambian lo que les gustó en un inicio, por lo cual se fijaron en ti. Al darlo todo por seguro pierdes un tesoro invaluable, un tesoro que puede atraer a otra persona capaz de cuidarlo como ni fuiste capaz. Entonces no acaba para nada, en cambio lo mataste tú.