La ventisca era el ambiente predominante, parecía que haber hecho alianza con la neblina ya que el campo de visión era demasiado escaso. La arboleda estaba completamente llena de pinos cuyas ramas y hojas eran adornadas con gruesas capas de la nieve, los hogares eran agradables cabañas que con solo mirarlas sentía un aura cálida que ni en la helada hacíame pensar.
Tenía que regresar a mi vivienda después de recoger provisiones en la casa de un viejo conocido, mi hogar hallábase en otra aldea lejana de ahí. Dirijíme rumbo al camino solitario, todo normal hasta que empiezo a entrar al camino hacia mi aldea, que es cuando el viento agarra coraje y como ave enfurecida sopla un huracán helado que no destruye pero afecta el campo de visión con su nevada.
Continúe mi camino, al sentir la mitad del recorrido, escucho claramente unos pasos detrás mío. Me detengo unos segundos y continúo marchando, vuelve a pasar aquellos sonidos se caminata atrás de mí e inmediatamente pauso mi andar y rápidamente volteo. Miro claramente a una escuadra cuadrúpeda albina aproximadamente a 1.5 metros de mi, claramente se trataban de lobos, se limitaron solo a mirarme con deseo de atacarme mas no hicieron algún movimiento.
Procedo a seguir la marcha pero en cuanto escucho de nuevo los pasos, inmediatamente giro alarmado. Alcancé a ver qué uno de ese escuadrón canino iba a lanzárseme pero se detiene abruptamente y al igual que sus colegas, solo se queda estático. Así continúa seis veces más este suceso hasta que al final del camino, antes de entrar a la aldea, el clima se apacigua y al dirigir la vista a mis espaldas resulta que se habían rendido y estaban demasiado alejados de mí. Solo quedáronseme observando pero con una mirada tranquila.