En el corazón de la ciudad, bajo las luces de un club clandestino, Tony "El Silencioso" cerró un trato con una sonrisa calculadora. Al otro lado de la mesa, Vito firmó el contrato, sin saber que la tinta invisible revelaría su traición. A medianoche, Tony entregó la carta a sus hombres. Al amanecer, Vito yacía en un callejón oscuro, y la firma traicionera brillaba bajo la luz del sol naciente. En el mundo de los mafiosos, el silencio de Tony hablaba más que cualquier palabra.