El amor es como las estaciones del año, que vienen y van. Todo empieza como una dulce primavera y nuestros corazones florecen al gusto y deseo hacia otra persona. El aroma del otro nos embriaga el alma cuál bello jazmín en la noche fresca. Cada día queremos ver a la persona amada, besarla, conocerla, saberlo todo de ella.
Las salidas se intensifican y nuestros ojos ven solo lo bueno del otro. Como los mejores paisajes de lagos frescos y flores coloridas. Los sentimientos crecen mutuamente y trasmutan hacia un deseo intenso difícil de ignorar y llega el calor intenso en nuestros seres.
Como el verano nuestros cuerpos se fueron funden en uno solo, dando riendas sueltas al deseo y pasión. Pasión que derrite hasta el iceberg más grande del mundo. Todo es energía, calor. Las cosas van a otro nivel. Las visitas son diarias, se mudan juntos y creen que eso basta para ser feliz.
La convivencia saca lo bueno y lo malo De las personas, algunas les va de maravilla. Se asientan las bases para una relación sólida y duradera. Llega el matrimonio y los hijos. Otras parejas no llegan al buen término y se separan. Resulta que todo fue un deseo pasajero que se lo lleva la brisa. Sin darnos cuenta hojas secas de otoño brotan en nuestras almas.
Como el otoño todo es seco, marchito, triste de un punto de vista. Hay peleas, hay conflictos, hay gritos y a veces llanto. Quién dijo que todo iba a ser felicidad. Entre dos pueden lograrlo, claro. Se puede si hay amor. Amor capaz de no gritar y dialogar. No juzgar y motivar. No herir, sino querer.
Ya que el camino del odio y poco entendimiento conduce a un duro invierno en nuestros corazones. Sentimientos congelados. Ganas de rendirse y abandonarlo todo. No sentir nada por el otro, luego del otoño y el invierno, vuelve la primavera.
Algunas parejas se sobreponen a las discordias y la rutina diaria y como ave fénix resurgen de las cenizas. Como primavera las flores florecen, los árboles se tornan verdes y todo vuelve a tener sentido. Así mismo ocurre en las parejas sabias.
Dicen que el amor dura diez años y luego es apego. Tal vez lo sea, pero si tienes a tu lado una buena persona que una vez amaste porque que ni luchar por revivir ese amor en vez de dejarlo ir y buscar uno nuevo. Al final todo será lo mismo y el amor acaba.
Ahora sino eres feliz con esa persona déjalo, vete en otoño din mirar atrás. Tu verano espera por ti en donde menos lo pienses y serás feliz. Vivirás plenamente enamorada de la vida y lo que te hace sentir. A veces tememos intentarlo desde cero.
Tenemos el cambio, aventurarnos en la vida y ser feliz. Nunca es tarde si la dicha es buena. Lo que tenga que ser será. Vivir el momento y con el pensamiento que la vida fluye, que la vida es cambio. Mientras llega el indicado es mejor vivir un eterno verano.