Se pasó una hora buscando el par de calcetines rojos entre toda la montaña de ropa sucia que estaba sobre su cama. Justo esas medias eran los preferidos de su esposa, siempre lo utilizaba en sus citas matrimoniales solo para complacer los caprichos de su amada, hoy en la noche iban a tener una y si o si debía encontrarla.
Movió todo lo que encontraba, incluso llamó cuatro veces a la lavandería para asegurarse que no estaba ahí y se atrevió a molestar al personal de limpieza de su hogar para que lo ayuden en la ardua búsqueda. El tiempo parecía acelerarse, se emocionaba cada que encontraba una mancha roja entre toda su ropa pero se desanimaba al darse cuenta que era otra prenda, ya no había esperanza ¡Lo había perdido para siempre!
En medidas desesperadas, agarró un calcetín blanco y lo tiño de rojo, se fue campante a su cita, pero ya ahí andaba muy pendiente a que ella no se diera cuenta de ese detalle. La mujer sacó de su bolsillo una cajita mediana, la abrió y ahí estaba, su esposa había bordado en él la fecha de su boda.