Hablar de mamá estaba prohibido en casa, mi padre lo tenía estrictamente establecido es un extraño pacto de silencio.
Mamá nos había abandono, o eso el me había dicho, por lo que el tema estaba muerto y no podía hablar sobre eso.
Mi padre era un Alfa, jamás mostraba sus emociones; siempre frío, serio, apático como si la vida le valiese lo mismo. No recuerdo a verlo visto alguna vez sonreír, creo que el abandono de mi madre le había hecho mucho daño, demasiado, ya que jamás había rehecho su vida amorosa.
Muchas veces cuando él me creía dormido, lo veía tomar a altas horas de la noche frotando su pecho como si este le doliese, quizás mis sospechas eran ciertas y le habían roto su corazón
¿Acaso mamá había hecho eso?
Podía oír su sollozo mientras miraba una foto, una foto completamente rota a la mitad.
Un día curosiendo, busque aquella imagen donde podía ver a mi padre y mi madre que estaba en la dulce espera, pero solo había una mitad faltaba la parte de arriba por lo que solo me quedo deducir que eran ellos, por lo que fui a una imprenta y tome una fotocopia de esta para mí.
Al llegar mi padre me esperaba furioso, jamás lo vi tan furioso. —Dame la foto, es mía, solo mia.
—Tambien es mía, también tengo derecho de tener una foto de mi madre. Necesito buscarla.
—No necesitas buscarla, necesitas deja de decir tonterías.
—Siempre lo mismo, ¿Cómo se que me abandono a mi? Quizás solo te abandono a ti, y tú me alejaste de èl.
—Tu mamá, tu… no hablaremos de este tema ya te lo he dicho dame esa foto —El quería quitarmela, forcejeamos y me empujó por lo que mi cabeza dio de lleno en la pared, al caer pude ver cómo su rostro se horrorizaba ante lo que había hecho mientras todo se volvía oscuro lentamente para solo escuchar un ¡No te duermas! Y solo poder responderle; ¡perdón quizás fui muy cruel! Solo quería saber ¿Por qué mama nos abandono?.
¿Cuánto estuve dormido ni idea? Quizás fueron días, semanas o quizás años. No lo sabía solo se que antes de abrir los ojos, allí estaba su aroma, uno que me cubría me acunaba como si fuese un bebé, trayendome recuerdos que creía olvidado viéndo el rostro difuminado de mi madre cobrando forma por primera vez, viendo aquel ser maternal que me había dado la vida, tomandome en sus brazos para darme de lactar ¿Quizas si era un bebé? Al ver mis manos estás eran tan pequeñas que solo podía intentar acariciar el rostro de este, tratar de poder recordarlo, este tomo mis manos y las beso —Tranquilo bebé, mamá está aquí siempre vera por ti. ¡jamás te voy abandonar! Entonces vi su pelo largo y negro lo cual acaracie en un intento de que no me abandonara que no me soltara, al mirar mi alrededor pude ver qué viajábamos en un tren.
Acaso ¿Mamá huyó conmigo, y papá me separo de él? Su aroma impregnaba mi nariz, era tan fuerte olía a café con notas de tabaco, pero era vital para mí, el aroma de mi madre.
Mamá me puso en aquella cama, y desapareció de mi vista. Acaso así fue que nos abandono, pero donde estaba papá, pero no, mamá volvió.
Siempre lo hacía, jamás me dejaba, y ha medida que el recuerdo pasaba su rostro se hacia cada vez más visible, su amor seguía intacto, pero su tacto se volvía más frío.
En eso al fin pude ver su rostro parte de el su sonrisa, pero el resto seguia viendose difuminado. :¡Nunca olvides que te amo! Tenemos que mudarnos otra vez.
Sus ojos estaban hinchados y rojos por llorar, aparte de presentar moretones.
¿Acaso papá le hizo eso?
¿Mudarnos? Quizás ahí sería cuando me abandonaria, pero mi papá no lo había visto ni una sola vez, pero no mamá siempre volvía, siempre lo hacía.
Sus moretones sanaban, pero su corazón no cada que me amamantaba lo sentia sollozar: ¡mamá jamás te va abandonar! Jamás mamá te ama.
Mamá siempre volvía, pero su sonrisa se iba apagando junto con su semblante, entonces mami mi amada madre me llevaba a todos lados y todo el mundo le cerraba las puertas.
Nadie le daba trabajo a mi madre.
«Eres muy joven» «Sin hijos» «Solo Omegas», entonces vi como mi madre entro conmigo a aquel lugar donde el cartel decía grande; “Se buscan Alfas para repositor” mi madre postulo y aquel tipo nos miro un rato.
—No aceptamos, impuros.
—Su madre nos abandono, solo me tiene a mi.
—El trabajo es tuyo. — ¿Mamá nos abandono? Su voz era una voz familiar, el oír esa frase, hizo que pudiera visualizar por completo su rostro. ¿Papá eras tú? Entonces si cumpliste jamás me abandonaste, aquella epifanía me había abierto los ojos al despertar lo vi allí a mi padre sujetando mi mano llorando sin descanso; susurrando repetidas veces.
—¡Mamá no te abandono! Yo jamás te abandone, jamás lo haré. —Levantando mi mano para acariciar su rostro que mostraba señales de su mala noche —Lo se mami, ahora lo se, ahora ya se la verdad.
Abrazando a mi padre el único tenía, mi madre la única que necesitaba.
Fin