Hace más o menos un mes atrás se mudó para la casa de al lado, una chica muy guapa, de unos 30 y algo de años, por lo que noté días después que se mudó, es que era soltera.
Su rutina diaria era todo normal, me detuve varias veces a observarla, mientras estaba ella en su casa y yo en la mía, noté que le gusta mucho escuchar música alta y bailar, mientras hace sus quehaceres, es muy alegre y tiene unos movimientos muy sensuales al contornear su cuerpo al compás de la música que suena, y se puede ver que tiene buen gusto para la misma y variada, me gusta su estilo.
Unos días atrás, estando en mi dormitorio recostado en la cama mirando una película, veo un destello de luz que entra par la ventana, ya pasaban las 21:00 horas, me levante a ver que era y era ella que había prendido la luz de su dormitorio, me quede tras las cortinas observando, no sabía que su dormitorio quedaba justo frente al mío.
En ese momento la vi descomunal, se olvidó de cerrar las cortinas de su dormitorio y vi como iba despojándose de sus ropas para quedar en lencería, transparencia blanca, ese encaje blanco con liguero y medias blancas, le daban el tono perfecto a su cuerpo bronceado. Sus curvas, una autopista perfecta para que las manos se deslizaran por todo su cuerpo, de verdad hermoso con todas sus cicatrices de las batallas libradas con los años, no es 90 60 90, pero más que perfecto.
Seguí observando curioso de ver que haría, escucho que la música empieza a sonar, pero ya no podía verla...
Volví a tirarme nuevamente en la cama, me quede con aquellas imágenes, de como cada una de sus prendas iban cayendo al suelo.
Me ganó la tentación y volví a pararme detrás de las cortinas de la ventana y unos minutos después, aparece completamente desnuda secándose su larga cabellera después de una ducha seguramente, la música suena, en ese preciso momento empieza a sonar "You can leaver your hat on" (Strip tease), esa música fue como una inyección de éxtasis en su cuerpo, la toalla empezó a deslizarse por su piel, mientras las notas musicales hacían mover su cuerpo, esos movimientos sensuales elevaban la temperatura en su habitación y en la mía, el calor me invadía cuanto más veía, sus manos deslizándose suave por sus dorados pechos, su piel tersa y bronceada, me hervía la sangre por querer tocarla, pero solo podía mirarla como ladrón que se escondía tras las cortinas para poder robar una escena más de aquella habitación.
Sus manos juguetonas al compás de aquella sensual música recorrían su cuerpo, mientras tocaba su boca y mordía sus dedos de una mano la otra jugueteaba en sus labios mayores y menores, perdiéndose entre los pliegues de su espectacular universo, y se escuchaba el dulce sonido de su sinfonía de gemidos mientras más y más arrancaba de sí sus fluidos, sus dedos chapoteaban en la viscosidad de su averno, mientras mi infierno ardía en mi interior y mis demonios querían salir a la luz y esconderse en la oscuridad de mi habitación.
La vi dominar sus ganas, vi como sus dedos desaparecían en su boca y entre sus piernas, mientras apretaba las mismas y explotaba jadeante de propinarse el placer de su lujuria y de sus lascivos deseos. La vi entre orgasmo y orgasmo explotar y mojarse como río abajo, que va corriendo por los rápidos hasta llegar a su cascada, humedeciendo y mojando sus piernas como si fueran laderas las cuales depositaba su blanquecina espuma.
Y así hizo explotar también mi infierno, mientras más veía más era el calor que me invadía, y fui desparramándome en mis manos la lujuriosa y blanca esencia de mi perversión de mirarla como ladrón que acecha a si víctima.
Y ahora la tengo aquí después de unos días de eso, parada en el umbral de mi puerta, invitándome si hacemos lo mismo que unos días atrás, pero esta vez, si jugamos juntos piel con piel, porque a ella también aquella noche la invadió el morbo de que la espiara por la ventana e hizo lo mismo, me observaba que parado detrás de las cortinas mientras se tocaba.
¡Pero hoy quiere que la acompañe, porque no quiere jugar sola!