Sandra llegaba agotadísima de su trabajo nocturno. El cansancio la tenía dando parpadeos pesados mientras caminaba a través del largo pasillo que la conducía a su apartamento al final del pasillo a la derecha. De imprevisto el sueño y estropeo que sentía se desaparecieron de golpe , estaba pasando otra vez.
_Esa sensación estaba ahí de nuevo ._
Como una de sus peores crisis de migraña , el miedo y la duda se sembraron con ahínco en la mente de la chica. Sacudió la cabeza en un intento de evadir todo pensamiento que no estuviera relacionado con ella , su cama y la siesta que ameritaba. Con los ojos medio cerrados logró acertar la llave en la cerradura y justo antes de clausurar su puerta , juraba que había visto esos macabros ojos de la anciana del frente a través de la trampilla de su puerta.
Nuevamente ignoró ese sentimiento , esa no sería ni la primera ni la última vez que tendría que hacerlo. Lanzó desganada su bolso y chaqueta al sofá y de camino al baño se fue despojando de sus prendas de vestir dejándolas desperdigadas por el suelo. El cuarto de baño la recibió con los brazos abiertos , en lo que la regadera obtenía el punto justo de calefacción hizo sus necesidades en el báter . Quedando casi dormida , unos susurros la alarmaron.
No vivía con nadie y lo más cercana que estaba de otro ser humano era de una pared , la así e delimitaba su cuarto de baño con la sala de la señora de los doscientos gatos. Sus globos oculares quedaron perplejos , no era la primera vez que sucedía algo así mas eso no hacía, a situación menos incómoda y tenebrosa.
Las voces nunca decían nada en concreto , sólo era un revoltijo de murmullos en donde se distinguía una voz chillona que poco a poco se distorsionaba hasta convertirse en una quejumbrosa y estremecedora carcajada. Agarró un suspiro llenando sus pulmones de oxígeno , apretó sus ojos y con el mantra de "tú puedes ignorar eso" se colocó debajo del agua intermitente que salía por los variados agujeros de la ducha.
_Toc-toc , toc-toc , toc-toc_ los hablares habían cesado , ahora eran toquecillos en *ESA* pared colindante. Decidida a que ésta sería la última ocasión que aguantaría el acoso de esa vieja bruja con ojos de águila , se envolvió en su bata de baño acolchada y más veloz que un rayo recorrió su casa hasta llegar al pasillo y aporrear la puerta de la vecina de en frente.
Parecía no haber nadie , le propinó puñetazos , patadas , arañazos , cabezazos y gritos aunque ni así logró la apertura del santuario. Dio la espalda resignada a volver a su morada , convencida que todo lo que había estado sucediendo era producto de su hostigamiento cuando con un chirrido escalofriante y enloquecedoramente lento , la puerta del 316 se abrió de par en par.
Curiosa aunque aterrorizada , dirigió su vista hacia allí. La anciana del frente llevaba más de tres años postrada en una cama con la única atención de un médico que venía cada mañana a suministrarle medicamentos y alimentos por los sueros de entubado y un asistente social que atendía su mejoramiento y a sus gatos ; por lo cual verla sentada en su sala completamente sumida en la oscuridad con el único destello de la tele iluminando su pálido y cuarteado rostro , la sacó de sus cabales.
`¡Eso no era médicamente posible!`
El sonido de la TV sin señal sumado a la vista panorámica de la señora observándola la introdujo en una especie de shock inducido por el pánico que la llevó directo al suelo con los ojos fijos , sin la capacidad de parpadear, en la gélida mirada de la del 316. El dispositivo audiovisual se apagó y todo se sumió en un profundo silencio.
`¿Dónde estaba?`
Todas y cada una de las luces del largo pasillo fueron estallando de una en una , dicho acto captó la atención de la joven tendida en el suelo que al compás de las lámparas movía sus ojos hasta sólo quedar viva la luz sobre sí. Se quiso poner de pie pero el intento fue en vano . Perturbada pegó un grito al sentir unas frías y esqueléticas manos adheridas a sus tobillos que la extraían de la seguridad de la claridad , atrayéndola hasta el interior de *ESE* departamento plagado de ruidos apenas audibles pero perturbadores y una funesta ausencia de luminosidad.
El miedo la carcomía tanto por dentro como por fuera. Su mente se encontraba en un trance debatiendo lo que debería o no hacer. La chimenea , impulsada por alguna vibra maligna se prendió de la nada iluminando al ahora descompuesto rostro de la vieja loca.
Gritos desmedidos empezaron a brotar como una fuente de la garganta de la chica , sin embargo , eso no detuvo las acciones del nuevo ser en el que se había convertido su vecina.
Aún por los pies la arrastró hasta la chimenea prendida introduciendo a la joven hasta las rodillas en las resplandecientes llamas. Sacudiones y espasmos rabiosos tuvo la chica con tal de tratar de escapar , pero fue en vano , la abuelita se sentó a horcajadas de ella haciendo una potente presión sobre su cuello.Un sonido semejante a la ruptura de una rama dio a conocer el fin de la vida se la vecina de la habitación 350.
Sandra llegaba agotadísima de su trabajo nocturno. Sus sonoros pasos hacían eco por todo el pasillo , ahora sus pies siempre eran adornados por unas largas botas que cubrían un poco más allá de sus rodillas.
A tientas introdujo la llave en la cerradura y antes de introducirse en su apartamento sonrió con malicia observando la puerta de su vecina. Se escuchó como echaba el seguro de la entrada y justo al lado del timbre se divisaba como la numeración de su casa cambiaba y la puerta de enfrente desaparecía. Su antiguo número era 350 , sumado al anterior 316 recién desaparecido ¿cuál era el resultado? ¿Era acaso una casualidad?