NO APTO PARA CARDÍACOS NI CACATÚAS 😂😂😂😂
Parte 1ra
Para La Vagabunda era una cita formal, como tantas veces se habían encontrado, era mi cumpleaños. El Caballero lo tenía todo muy bien premeditado. Entramos al restaurante, el mesero nos mostró nuestro sitio y nos condujo hasta allí, una bella mesa toda adornada con velas en un rinconcito con luz tenue. Comenzó la plática mientras cenábamos y de repente El Caballero me tendió un paquete envuelto en papel de regalo y dijo:
—Feliz cumpleaños.
Lo desenvolví, nerviosa, rogando que fuera el reloj que le había mencionado, con más o menos sutileza, durante nuestras pláticas. ¡Sí! ¡Era su estuche!
—Ábrelo.
Dijo él
Lo hice y me llevé la sorpresa de mi vida. Saqué el botecito de lubricante y le sonreí, coqueta, disimulando la decepción.
—Me parece que este regalo es para ti, le dije.
—No. Es para ti. Dámelo. Respondió
Abrió la tapa, se untó los dedos y deslizó la mano por debajo de la mesa. Separé las piernas.
—¿Por eso me pediste que viniera sin ropa interior?
Me miró, perverso, mientras sus dedos lubricados acariciaban mi vulv@ y trazaban círculos alrededor de mi clít0ris, con tanta lentitud, que creí enloquecer. El camarero entró en el reservado para retirar los platos y preguntarnos si queríamos postre. Disimulé como pude, aunque el bote estaba abierto sobre la mesa, olía a sexo y los gemidos pugnaban por salir de mi garganta. Hundió tres dedos en mi interior y me folló con ellos, mientras, con voz sibilina, contestaba que él no, que quería un café.
— Como debe ser. Ya sabe, negro como la noche, dulce como el amor y caliente como el infierno. ¿Y tú que quieres, amor?
Susurré que lo mismo, mientras me corría y mi 0rg@am0 humedecía mis muslos. Cuando el camarero se fue, sacó los dedos de mi interior y los chup0 con avidez.
— Bueno, puede que también sea para mí, por eso lo escogí sin sabor, me respondió al salir el camarero.
Entonces fui yo la que se llenó la mano de lubricante mientras que, con la otra, sacaba su miembr0 erect0 de la prisión de sus boxer. Comencé a m@sturb@rl3, pero me detuvo.
—En casa te espera el reloj, pero no te hará falta. Hoy, no. Quiero que me m@sturb3s despacio y luego foll@rt3 como si el tiempo no existiera.
Parte 2da
Luego de pagar la cuenta, salimos hacia su casa. Puso una peli de esa que desordenan los sentidos. De a poco nuestras prendas fueron desapareciendo, en la televisión imágenes que provocaban las ganas al por mayor. Me acariciaba, la yema de sus dedos se enredaban en mi cabello y lo alborotaba.
Me ronroneaba como un gato mientras se deslizaba muy suavemente por mi rostro siguiendo el contorno de las cejas y parpados, trazando en la comisura de mis labios una sonrisa dejando que su lengua se humedeciera para que siga dibujando mis contornos, la línea de mi cuello, el ángulo de mis hombros. Descendiendo por mi pecho y jugando con mis pezones que se endurecían al tacto. Exhaló un gemido y lo guío hasta mi vulva que muere por sentir su lengua dándome gusto. Ya era mi turno, ya era hora que entrara en acción.
Su miembro aprisionado en su bóxer pedía a gritos que lo sacaran de su prisión, lo liberé, para luego aprisionarlo en la cárcel de mi mano y lo torturé sin tregua. Estaba duro, tomé aquel regalo del restaurante, lo recuerdas? Estaba listo para lubricarlo mientras lo masturbaba abajo y arriba, arriba y abajo, mientras él con su mano lubricada con mis mieles no paraba de frotar mi vulva y sus tres dedos continuaban haciendo maravillas. Ya era tiempo de chupársela, muy suavemente me fui acomodando hasta que llegamos a la posición del 69, pero lejos de un 69 teníamos un 77, mis 5 dedos que mientras la chupaba rico con movimientos circulares, le daba unos apretoncitos para que no olvidara que estaba allí y sus 3 dedos que muy bien ubicados de a poco fueron apoderándose de mi chiquito, y su lengua me hacía retorcer de placer. Era un paso entre el infierno y el paraíso. No se cuanto duró aquella secuencia, solo sé que entre gemidos, mi espalda se arqueó y nos corrimos muy juntos, yo entre sus dedos y él, él en mi boca.
Ufff….
Parte 3ra
Oh ya amaneció, estábamos ahí deseándonos. Amaneció y los besos fueron el preámbulo para continuar con este encuentro, él instruía mis ganas perversas, nos fuimos besando y acariciando, él bebió mis mieles y volvió a encenderme. Ufff estaba lista para que me p3n3tr@r@, quería que me foll@r@. Era un grito de loba salvaje, él lo instruía. Anoche comimos, bebimos y nos comimos, hoy toca foll@r, sentir su v3rg@ dentro de mi. Estamos sudados, sin importar la estación del año, probablemente olemos a lo de ayer. Ven aspírame el alma a través de mi aliento, soy tu exquisito manjar. Atracción irrefrenable, misterio inexplicable a la razón. Magnetismo, en fin no se cómo llamarle. Ahí te tenía entero, rodando por mi cuerpo, atrapado en estas ganas que no podemos explicar, creciendo la llama de este amor tan casual que se escapa al entendimiento. En toda la noche no hemos podido dejar de tocarnos, horas y horas de caricias que se repiten ansiosas. No es lujuria, es un «fúndete conmigo y naveguemos engarzados por el universo». Es fusión. Y sí, perdón, sí que es lujuri@. Un «no te vayas», un acto caníbal, una habitación impura llena de olores a carne enamorada.
Y ahora qué? Ahora vendrá todo, cerraré los ojos y dejaré que todo vuelva a ocurrir.
Parte 4ta
No recuerdo donde comenzaba su boca y terminaba su cuello. Ojos, barbillas, orejas y saliva se entremezclaban ciegos, como si se hubieran conocido esos caminos durante muchos muchos años. Caímos sobre la cama con violencia, con prisa, con fuerza, con energía, con dientes, puños y sangre agolpada. Nos dolía el alma de tanto amor. Deseo en estado puro. El encuentro de los amantes castigados por los dioses y reencarnados en mortales con otra forma y color. Nos habíamos encontrado, Eros y Psique se habían olido y, en apenas treinta minutos, habían comenzado a foll@r. A foll@r como animales, como dioses, como mortales con la nostalgia del «te conozco pero no sé quién eres», «te conozco pero sé que esto tiene un final».
Me apretaba sólidamente hacia él. Se tumbaba sobre mí y me decía al oído: «Ti amo, ti amo, ti amo amore mio, mientras me enfundaba su poll@ dura, larga, gruesa y sentía todo su calor dentro de mí. Se batía con la fuerza de los mares, como la canción, y de mi fluyó una catarata de agua ardiente que le arrancó una cara de asombro, una mirada de deseo voraz y una 3r3cción aún mayor. Yo me reí y subrayé que nunca me había pasado con una poll@. Le lancé los brazos al cuello y le atraje de nuevo a mí rogándole que no parara, que entrara de nuevo, que siguiera con ese ritmo frenético que había despertado mi v@gin@ y la había hecho llorar de pasión. F0ll@m0s con espaldas, codos, ojos, mentes, oídos, palabras, corazones, axilas y sudor durante más de siete horas seguidas.
Cuando a media tarde, agotada y con temblor muscular, conseguí ponerme en pie y acercarme a la puerta vestida, emití el juicio del adiós sin apellido. No, ni teléfono, ni pistas, ni señas. Él me miraba desde la cama, desde la que se observaba los escasos metros del estudio y acertó a decir una verdad que me acompañaría durante todos estos años. »¿No puedo no volver a verte? nos queda tanto por hacer, ¡ni siquiera te la puse en el cul00« Aún me m@sturb0 con esta maravillosa frase de despedida. Pero fue precisamente ahí donde cambié de parecer, intercambiamos números de teléfono para continuar con todo aquello que nos faltó por hacer. No podía perderme esa otra parte de esta historia.
Parte 5ta
Después de aquel encuentro inesperado con el caballero, yo, la vagabunda, tuve infitas fantasías al recordar aquellas su últimas palabras, »¿No puedo no volver a verte? nos queda tanto por hacer, ¡ni siquiera te la puse en el cul00« realmente después de aquella noche mi morbo subía mi temperatura y no podía evitar tocarme.
Pasaron aproximadamente 2 meses después de nuestra experiencia, hasta que un día me llegó un rico mensaje y que es el objeto de esta anécdota.
El mensaje era sencillo pero exquisito: Hola vagabunda; cómo estás? Discúlpeme, he tratado de no llamarte, no escribirte, pero realmente ha sido inolvidable nuestro encuentro. Después de ese día he tenido muchas noches de fantasía recordando lo vivido y con pesar por lo que quedó por vivir. No sé si te ha pasado igual; pero me gustaría volver a verte, claro si usted me lo permite.
Me tomé unos minutos para hacerme la importante, pero moría por decir que si inmediatamente,
porque el morbo me consumía por experimentar todas aquellas fantasía que me torturaron después de aquel encuentro. Luego de eso, obviamente respondí con un rotundo sí.
Llegó el ansiado día del encuentro, pasó por mí y está vez nos fuimos a una habitación de hotel. Waooo había planeado el momento. La habitación estaba lista para mí llegada, un camino de pétalos de rosas aguardaba por mi, velas, champán y unas copas.
Nos sentamos y charlamos como si nos conociéramos de toda la vida, bebimos unas copas y entre besos y caricias tiernas comenzó la acción. Esa noche mi escote era más explicito y mi falda más corta. Correspondí a sus caricias liberando su p3n3 del boxer y sin él esperarlo comencé a masturbarlo, él no me hizo esperar, muy sutilmente fue librando mi cuerpo de todas las prendas hasta quedar completamente desnuda y me hacía ese oral que tanto había estando añorando. Bajo la almohada guardaba un juguetito, un vibr@d0r, los condones y lubricantes. Estaba súper caliente sin ni siquiera haber comenzado. Estaba muy húmeda, él tomó el vibrador y comenzó a pasarlo por mi concha, mientras yo me aferraba a su poll@ con mis labios, era excitante volver a sentir su g@ngl3 en mi boca. Los juegos s3xu@l3s fueron muy extensos.... Pero eso te lo dejo para la próxima parte...
Parte 6ta
EL CABALLERO era un maestro en el s3x0, estaba tan húmeda que no necesitó el lubricnate para iniciar el juego, aquel vibr@d0r en su velocidad más suave estaba dentro mi concha mientras sus dedos comenzaron a trabajar mi cul00. Me estaba foll@nd0, y con sus dedos hacía círculos y e iba presionando. Tomó el lubricante y embadurnó sus dedos y mi cul00. Comenzó con uno y los músculos poco a poco fueron cediendo, dando paso a otro dos, era una sensación única y para nada desagradable. Mi respiración estaba muy agitada y pequeños gemidos de placer escapaban de mi boca.
Quería más, me parecía poco lo que tenía en mi cul00, quise que me c0gi3r@ como había dicho en nuestro encuentro anterior. Necesitaba correrme con su p0ll@ dentro de mi. A gritos pedí que me p3n3tr@r@, quería que mi primer orgasmo fuera f0ll@nd0m3 mis dos agujeros al mismo tiempo. Echó más lubricante mientras con mis labios le colocaba un condón, también le puse un poco mas de lubricante. Me tomó por la cintura y sin saber cómo, estaba en cuatro lista para satisfacer aquella lujuria que nos envolvía. Besó mi espalda desde el cuello haciendo que mis ganas aumentaran, estaba lista y él lo sabía; comenzó muy suavemente a p3n3tr@rm3, hasta que mi culit00 estaba lo suficientemente dilatado para su estocada. Era mi primera vez con aquel juguete en mi concha y su p0ll@ cada vez más dura. No tengo palabras para describir lo que estaba sintiendo, doble p3n3tr@ci0n y él aferrado a mi cintura y mi cabello. Quería más, la quería hasta el fondo, así que le pedí que lentamente me dejara voltearme, quería gozarla a mi manera. Ya volteada se sentó en la cama y yo de cuchillas podía sentir como entraba y salía aquella p0ll@ que tantas fantasías me había provocado desde la primera vez. Las vibraciones del juguetito y su p0ll@ me tenían a punto de correrme. Èl me apretaba contra si y podía sentir el paraíso, ya no aguantaba más, nuestros gemidos eran ya inconfundibles, era la fase del clímax, ¡¡ay papi córrete conmigo!! Pedí mientras nuestro orgasmos llegaron al unísono. ¡¡Si mami es toda tuya, mi put@@, es toda tuya mi vagabunda!! ¡¡Toma mi lechit@ rica!! Ufff quedé sin aliento, era una de las tantas fantasías que me provocó y de algún modos se hizo realidad, porque en realidad quería cogerme a dos caballeros a la vez. Quedamos exhaustos y satisfechos a la primera, nunca dejó de acariciarme mientras tumbada a su lado recuperaba fuerza para volver a comenzar.
Parte 7ma
Las relaciones sexuales que resultan imposibles suelen ser las que más sentido tienen. Aunque el sentido solo sea «follar contigo». Disfruta este relato en su nuevo capítulo.
Nunca creí en las constelaciones, pero después de haber conocido al caballero cambié de opinión. El tiempo a su lado ha transcurrido como si hubiese sido enviado del mismo cielo. Mientras retomabamos fuerzas nunca dejó de abrazarme, besarme y poco a poco su p0ll@ comenzó a reanimarse, no podía negar su juventud. Nuestros fluidos fueron mezclándose y en aquella habitación de hotel todo olía a sexo, eso es lo que teníamos, no buscaba otra cosa que cumplir aquellas fantasías que me había provocado nuestro primer encuentro.
Me tentaba con su glande en mi hendidura, también se recreaba entre mis labios vaginales. Tomó una almohada y muy dulcemente me volteó y la puso bajo mi espalda baja. Comenzó a besarme bajando desde mis labios superiores hasta los inferiores sin dejar de disfrutar de mis pechos que me hacía enloquecer de placer. Tomé mis piernas con mis manos y le hice invitación con mis manos que continuará, fue ahí que sus labios hacían magia en mi intimidad, mis espasmos y contracciones no se hacían esperar, aquel chico llevaba el cielo en sus labios y el infierno en su polla…
Parte 8va y final…
_F0ll@m3 _ finalmente le pedí, quería sentir sus 20 centímetros en mi c0ñ0, no me tengas así, dije y sin mucho preámbulo afincó su p0ll@ dentro de mi, su estocada era mortal, desfallecia al sentir su v3rg@ dentro de mi. Me encendía como una nueva estrella fugaz. Me agarró por la cintura y su erección era más evidente y se abría paso entre mis labios soterrándose en mi y acallando mi grito de f0ll@m3.
Entonces arremetió y yo enmudecida esperada su estocada, la grandeza de su miembro me llevaba a sentir cierto dolor, pero un dolor placentero, soy una glotona y siempre quiero más. No podía pronunciar palabras pero mis vibraciones eran notas musicales que lo incendiaba más.
—F0ll@m3 —volví a gritar, f0ll3m3 sin misericordia. Mi pelo desperdigado en el almohadón se trenzaría con su aliento, quería retenerlo dentro de mi, que llenara mi c0ñ0. Su v3rg@ cada vez estaba más gruesa y sus pelotas carnosas hacían un ruido descarado al chocar contra mi, clap clap clap. Dios, exhalé, y cerrando mis párpados todas mis terminaciones nerviosas acudían al orgasmo. Mi musicalidad impúdica no podia ser reprocida por ningún tocadiscos, sonaría bulliciosa. Sin esfuerzo alguno y aún morando en mi interior me sentó sobre él, henchido en mi c0ñ0, insitandome a moverme pero solo lo hice cuando me convino, iniciando la monta, él exhaló llevando sus manos a su cabeza rapada. Me voy a correr dijo transformando asteroides en diamantes en mis afilados pezones. El clímax gorgoteó amenazador en mi sexo, me obligó a aumentar el ritmo y nos confabulamos en un incrementado orgasmo, alocandome la matriz.
Anhelo no despertar y permanecer en esta ensoñación, en la irrealidad sideral en la que mi CABALLERO existe y me hace sentir más viva que nunca.
Final…
Luz de Luna Secretos de Dos
Gracias a todos mis morbositos, por seguir mis letras loca, reaccionar, comentar y compartir. Los amoooo