El general Yang se sentó , incómodamente en la gran silla de su estudio mientras miraba atentamente el gran mapa desenrollado cubriendo completamente la mesa , en él varios puntos y accesos se veían marcados entre ellos la frontera Norte del Imperio
No era una sorpresa y tampoco un secreto oculto , sobre el pasado de la gran dinastía Ming , en cada parte del amplio territorio del imperio , contaban la historia de cómo comenzó la famosa llegada del ascenso del pobre príncipe viudo Anciano hasta el trono diez años después a manos del Príncipe Joven , también la historia de la leyenda del guerrero Dios enviado por los dioses a súplicas y la historia de amor de la hermosa princesa que era tan pura como la nieve y el guerrero
Pero el General Yang , no creía en leyendas , ni cuentos , era de ese tipo de persona que solo creían en la realidad del asunto , además las leyendas y los cuentos eran historias que se contaban de boca en boca modificándolos con el pasar del tiempo , cada quien cuenta la parte que se le conforme o más le guste
Sin tan solo supieran las otras partes , como el Príncipe Viejo Anciano consiguió su ascenso matando a todo un pueblo , como el Joven Príncipe causó una gran masacre acabando con toda su familia de una vez , o que el famoso Guerrero de la familia Yang había destrozado a un pueblo lleno de personas inocentes, o tal vez que la pura princesa a la que le debían pureza e inocencia era las mas sucias de las arpías del inframundo
— El mundo está lleno de gente así — murmuró por lo bajo volviendo a concentrar sus ojos en al mapa — de gente que cree que la nobleza existe , de personas que creen que los héroes son de verdad o que nada mueve su interés , esta lleno de personas ilusas , buscando creer en algo para poder llevar una vida — y el general Seong odiaba eso
Pero no era momento de pensar en eso , se dijo , era hora de pensar en lo que pronto ocurriría en al imperio y en el futuro de él , no en falsas leyendas
— Maestro , el consejero Chu acaba de llegar — declaró un sirviente , dejando a la vista un gran hombre de peso grande vestido completamente de verde claro
El sirviente se marchó dejando ambos solos en la sala , los oscuros ojos del General Yang se fijaron en los azules de la otra persona , el consejero Chu era su más confiable hombre , en ese nido de serpientes y víboras , que el emperador Yoo llamaba corte
— He venido tan pronto en cuanto me ha llamado , General , espero ser de ayuda — comentó humildemente
— Lo será Consejero Chu , lo será — ambos se dirijeron a la mesa
Los ojos azules claro se fijaron en el amplio mapa que estaba en la mesa , sus ojos miraron cada punto , cada palabra con gran atención
Sin querer decirlo el Consejero Chu en voz alta , sabía que este día llegaría en algún momento, recuerda los cuentos de su abuelo , y en él relata la furia de todo el imperio vecino cuando los tres príncipes más queridos de toda la nación murieron bajo la espada del héroe Yang-Su , pero también recuerda sobre la existencia de un cuarto príncipe , el cuál fue buscado pero nunca lo encontraron
— Es exactamente eso lo que piensas — murmuró el General Yang — Ese último príncipe desaparecido ha reaparecido y al parecer quiere venganza por la muerte de sus hermano y la caída de su pueblo , el Emperador sospecha sobre una emboscada al campamento militar del frontera Norte , donde comenzó todo — exclamó pausando un poco — Y al parecer no viene solo , según un traidor en el imperio vecino , viene junto algunas casas leales a su dinastía que el anterior emperador no mató por nobleza
El consejero Chu gimió con un soplo de ira , el anterior emperador era un total blandengue , solía decirle su abuelo , un hombre que creía más en el poder de las palabras , que en el poder de una espada o de un mazo en la cabeza del enemigo
— Hay algo peor que todo esto — airó el general
Yang Min-Ho con una molestia contenida en la voz — Esos bastardos van tras algo que podría terminar con los cuatro grandes imperios — un incómodo silencio cayó entre ambos dejando que solo el ruido de los grillos y la profundidad de la noche cayera
La muerte era un ser demasiado cruel para caer en manos humanas.