Muchas veces en nuestro andar, nos suceden situaciones que jamás pensaríamos vivir, circunstancias que dejan huellas de una u otra manera, convirtiéndolas en historias inolvidables, que indudablemente al recordarlas más adelante nos harán sonreír e incluso llorar…
Esta historia que relataré es una de ellas. Una historia muy especial que a pesar del contexto, sé que quedará en mis recuerdos para siempre como una bonita historia para recordar.
Todo inicia cuando conocí de manera virtual a un hombre que despertó muchas emociones en mí con solo palabras, nunca lo vi, no conocía su rostro, ni escuché su voz, solo eran textos lo que compartimos, pero él tenía un don de palabra escrita, que utilizó muy bien para llegar a donde las dirigía…
Comenzaré desde el principio para que puedan entender como inició todo esto que yo considero la hazaña de un brujo que supo traspasar las fronteras de la red para llegar no solo a mi cuerpo, sino también a mi corazón…
Es extraño, tal vez difícil de creer e incluso entender, pero es cierto, y surgió porque yo trabajaba para una aplicación de citas, que iba dirigida a todo tipo de personas y géneros, no había limitación alguna. La cuestión es que esta aplicación era tan falsa como que dos más dos es cinco, sin embargo, era muy visitada especialmente por “caballeros” porque claramente ellos ignoraban esto, y esperaban su oportunidad de cuadrar su chance con alguna mujer dispuesta, así
que continuamente entraban a la página.
Bueno, mi trabajo consistía en atraerlos y retenerlos con una retórica mayormente sexual, porque eso es lo que generalmente ellos buscaban, aunque sus perfiles digan otra cosa. Yo me encargaba en el transcurso de 12 horas de manejar infinidades de perfiles, a los que muchos "caballeros" accedían, perfiles de mujeres en busca de amistades, de parejas, de probar nuevos retos, de mentes abiertas y liberales…
Así comencé a contactarme con cada uno de los que se conectaban a la aplicación, saludándolos persuasivamente para atráelos, y cuando los cautivaba, y comenzaban a pagar los minutos, y a dejarse llevar por sus oscuros deseos, me disponía a leer las explicitas formas en que deseaban que le hicieran o hacer de todo lo que ellos consideran es aceptable en el sexo… bueno, mi labor era mantenerlos en línea, que invirtieran en minutos mientras desahogaban sus deseos reprimidos.
Me aturdía cómo no, y llegué a bromear con el hecho de que iba a terminar convertida en una pervertida, porque yo misma me sorprendía de todo lo que escribía allí para complacerlos, y, halagarlos, decía de todo, muchas de las cosas que ellos deseaban escuchar, estar de acuerdo y complaciente a sus propuestas que en su mayoría me dejaban hasta asustada, Jajaja, pero debía mantenerlos en línea, porque de eso dependían mis honorarios…
Sin embargo, sus palabras jamás me provocaron fogosidad, un mal pensamiento, o algo por el estilo, al contrario, en su mayoría las despreciaba, me repugnaban y las criticaba mentalmente. No cabía en mí que una mujer pudiera siquiera tolerar que le hicieran cosas así de depravantes y denigrantes, como las que ellos proponían solo para alcanzar o satisfacer su placer sexual y elevar su ego…
Más un día de esos, se conectó un personaje, que ya no recuerdo si fui yo quien le escribí primero o él a mí, (Aunque creo que fue él) del modo que fuera, este hombre tal vez quedó fascinado por la foto de perfil de esta chica, muy bonita sin duda, que por supuesto no existe, por lo menos no como la describía el perfil, la cosa es, que su foto lo atrajo, y comenzamos a conversar.
Siendo sincera, ya para ese momento que él escribió, estaba bastante aburrida, cansada y me dolía el cuello, así que de la manera más displicente le comencé a responder, por supuesto, sin hacerle sentir mi malestar. Recuerdo mucho que lo primero que me escribió, es que se había asomado en mi perfil con la intención de seducirme, y el firme propósito de hacerme adicta a él, y yo solo resoplé, y literalmente expresé en voz alta; “Tan mojoneado” entiéndase, creído, engreído, sobrado, que se yo, Jajaja…
Y comenzamos con esta conversación donde yo le hacía entender que era un creído, y él se empeñaba en retarme a que si lo lograría, total que el hombre comenzó a escribir, ya adentrándose al plano sexual, y yo a leer y responder, nada degradante ni vulgar, al contrario, era muy sutil y seductor con sus palabras, era tanta la sensualidad que me transmitía, que me enganché completamente con él, ya no hice caso a los otros que escribían, me desentendí totalmente. Así calaron tanto las señales que me enviaba, que me llegaba a erizar, y por primera vez me dejé seducir, y de la nada, involuntariamente mi mano bajo a mi entrepierna y me toqué…
Aunque luego quise culpar al cansancio, no fue así, realmente desee hacerlo, porque él me transmitió esa sensación desde donde estaba, juro que casi pude sentir, tal como él lo describía, cada uno de sus toques, sus besos, sus caricias, y bueno, hasta su pasión al tomarme… Una locura, lo sé, pero lo peor fue para mí después de hacerlo, estaba aturdida, y recuerdo miré a todos lados, porque me olvide hasta del lugar donde estaba (Un lugar apartado de mi casa, por supuesto) pero no siempre estaba sola, así que di gracias a Dios porque nadie me vio…
Después de ese encuentro, vinieron otros y siempre con el mismo resultado, comenzábamos hablando de un tema en particular, nada sexual, pero terminábamos en lo mismo de la primera vez. No puedo asegurar que él realmente se tocaba, pero el muy condenado lograba que yo lo hiciera, y es que todo terminó siendo como lo predijo, me embrujó y me convirtió en una adicta a él…
Cuando el brujo se conectaba, era hasta una hora de conversación, donde me hacía desde el otro lado de la red, sentir tan especial, que no veía ese momento como un trabajo, sino como si él y yo tuviéramos una verdadera relación, y hasta llegué a desear tanto ser esa mujer del perfil, poder concretar un encuentro con él, y permitir que todo cuanto me decía se hiciera realidad, me sentía muy atraída por ese extraño, lo pensaba, lo imaginaba, me hice una idea de cómo seria, porque como mencioné antes jamás vi una, era de los pocos que no tenían foto en su perfil, tampoco hubo fotos vulgares como las que ya estaba acostumbrada a recibir, él era un verdadero misterio… Por supuesto, en algún momento, el brujo apasionado, me dio una descripción de cómo era él, fue la imagen que me formé según los parámetros que me dio, y no voy a negarlo, también me gustó, y me conquistó esa figura que me hice de él…
Mi brujo como comencé a llamarlo, me hacía correr al escuchar el sonido de una conexión pensando siempre que era él, y cuando era, difícilmente podía ocultar la emoción, y no solo era por la posibilidad de un encuentro sexual virtual, no, era porque me encantaba hablar con él, parecía una tonta riendo a cada instante de sus ocurrencias, porque además de todo era un payaso, Jajaja…
Realmente el hombre me conquistó tanto, que llegué a cuestionarme a mi misma porque yo era algo ecéptica de los enamoramientos virtuales, así mismo, también me llegué a sentir muy mal por él, en el sentido de que no quería que siguiera perdiendo su dinero, ni tiempo, hablando con una mujer que realmente no existía, y menos esperando algo que no iba a pasar, porque ese encuentro que planeábamos, pero que por ocupaciones y choques convenientes de horario, nunca se iba a dar.
Entonces, tomé con mucho temor porque no sabía que tanto eso me podía perjudicar, especialmente en lo laboral, tomé la decisión de hacerle saber que la aplicación no era real y que la chica a la que él le manifestaba fascinación no existía tampoco. Cuando escribí ese correo, sentí un doloroso nudo en mi garganta de solo pensar que se molestaría y no volvería por ningún motivo a hablar con él, sí, me dolió pensar que lo iba a perder, y escribiendo ese correo, lloré, claro que lo hice…
Mis emociones estaban a flor de piel, porque pensaba que a partir del momento que leyera ese correo, se convertiría para mí solo en un recuerdo... Pero al contrario de lo que yo pensaba, mi brujo también se había sentido conectado conmigo, y ahora somos dos almas que aunque separadas por un inmenso mar, él en un continente y yo en otro, estamos unidos por algo muy especial, que quizás sea sinónimo del amor...