Te metiste a la fuerza en mí, desgarraste mí piel con tus afiladas garras, y te encarnaste como la mala hierva por dentro. Ya no pude sacarte.
Me utilizaste tanto, que mí piel pálida y fría, se convirtió en porcelana.
Ten cuidado cuando me toques, porque cada roce será una grieta sobre este cuerpo frágil y se romperá. No es algo que podrás tapar o sanar con una simple curita o palabras.
Tiraste a la basura mis anhelos, pisoteaste mí orgullo y destruiste mí alma. No quedó nada.
Arrebataste mí silencio como un ladrón sin aviso, Quemaste todo, convirtiendo en cenizas mí refugio.
Convertiste este templo en una escena de teatro,donde el personaje principal soy yo. Porque te robaste todo.
Sobre mí, flores crecerán, mientras que aquí abajo moriré y olvidada.
Al final, yo fui la víctima.
Y tú... La muerte misma.