Ahí avanza Joaquín, ¿lo ves? Camina por ese solitario parque en esta hermosa mañana, con el sol brillando, el cielo despejado y el clima en su punto. Es simplemente perfecto.
Joaquín ha sido bendecido desde su nacimiento por los mismos dioses, según dicen los adivinos. Posee una bendición única en el mundo; algo que nunca antes había sido otorgado a nadie. Su don le permite sumergirse en los pensamientos de las personas para ayudarlas, absorbiendo esos sentimientos destructivos que habitan dentro de ellas.
Fue encontrado solo y abandonado en un campo seco, hasta que la sacerdotisa Anna escuchó sus llantos al pasar por ese camino. Al no encontrar a nadie a su alrededor, Joaquín fue llevado al templo para ser cuidado y criado. Gracias al poder de la fe, se descubrió su maravillosa bendición, considerándolo una obra divina. Fue encomendado y criado por las monjas del templo Chiauri, con la misión de ser una buena persona y utilizar su don para traer paz y prosperidad a estos tiempos.
En los 14 años transcurridos desde su encuentro y entrenamiento por las monjas, encabezadas por la sacerdotisa Anna, Joaquín ha realizado múltiples milagros. Ha liberado a pobres almas de malos sentimientos como la ira, miedo, culpa y envidia. Con el tiempo, su poder ha mejorado y crecido. Ahora, no solo elimina esos sentimientos, sino que también tiene la capacidad de curar enfermedades en las personas.
Y mejor aún, con el paso del tiempo fue mejorando y acrecentando su poder. Ahora, Joaquín no solo elimina esos sentimientos destructivos, sino que también tiene la capacidad de curar enfermedades en las personas. No es que herede estas enfermedades, él explica que es casi lo mismo que cuando quita los malos sentimientos. Es un joven fenomenal y, míralo, se lo ve tranquilo mientras camina en este hermoso parque a estas horas del día. No puedo evitar sonreír, espero sinceramente que continúe siendo un ilustre ser humano, ayudando a todas las personas que lo necesitan.
—Tch, ese narrador no sabe de lo que habla. Dice puras estupideces. ¿Cree que esto es fácil? ¿Cree incluso que no sé lo de mi verdadera madre? Creo que se le olvidó que puedo leer la mente al sumergirme en el pensamiento de las personas, ¿o es tonto?.
D-disculpa por mi mal vocabulario, n-no quería tener que expresarme así, p-pero es que ya me es un poco difícil controlarme el cómo pienso, actúo o hablo. Ahh —toma un suspiro—, déjame contarte cómo es en realidad.
Para comenzar, no fui abandonado en mi nacimiento; si no, arrebatado de los brazos de mi verdadera madre, Felicia, por estas miserables personas que se hacen llamar dévotas de fe. Mi padre estaba difunto en mi nacimiento por un accidente y no pudo estar ahí para protegerme. Por lo que sé, era recordado como un buen hombre en la ciudad.
Si te preguntas cómo y por qué fui arrebatado de mi madre, la respuesta es sencilla. En esta ciudad es tradición que en todos los nacimientos siempre esté un sacerdote en el parto para bendecir al recién nacido. Lastimosamente ese sacerdote no era un cuálquiera y sabía artes místicas, por lo que pudo reconocer que yo era diferente e identificar mi "bendición". De inmediato llamó a su grupo llamado "la santísima trinidad" y me arrebataron de los brazos de mi madre para ser criado por esos inescrupulosos. Lastimosamente sé que mi madre ya no vive, falleció a los minutos por la tristeza del arrebato de sus manos ante esas personas —suelta unas lágrimas por la tristeza de recordarlo—. Discúlpame si te estoy incomodando, la verdad. Aún me duele recordarlo y volverlo a sentir. No lo descubrí más que hace dos días, es difícil pensar que toda mi niñez fue mentira y que los que creí que eran mis padres y amigos resultaran ser todos de un grupo de seres que se dedica a separar hijos de sus madres con la excusa de un bien mayor o el poder de la fe.
En realidad, durante todos estos años he sanado a muchas personas, pero cuando salgo y miro a la gente pasar, sigo sintiendo en todos unas mil problemas y un mundo de pesadez en cada una de sus almas. No sé qué tanto he ayudado. Y encima, el tener que absorber su mal me pesa cada día más.
Las monjas me ayudaron a absorber los males desde que nací, pero creo que nunca a restarlos, a lograr dejar salir esa pesadez de mí, o no sé si es que se pueda, ya van tantos años.
Desde que era niño, me hacían sentar en la silla principal del templo y cada persona entraba uno por uno. Ya no sé si eran personas al azar o seleccionadas, y hacía mi trabajo. Durante todo ese tiempo, solo paraba dentro del templo para alejarme del mal que habita en las personas del exterior del santuario, mas igual los sentía en las personas que estaban adentro conmigo: envidia, avaricia, anhelo descomunal. Creí que esos eran buenos sentimientos por los que no trataba de quitarles eso a las personas y por consiguiente no llegaba a lograr sentir cómo es eso y dejarme anodado con tales emociones.
Sip, no era tan malo hasta mis 12 años. Antes solo tenía que absorber emociones, pero desde ahí mi habilidad evolucionó, mejoró y pude desde ese momento comenzar a remover enfermedades. Eso sí me daba algo de alegría el poder verlos sonreír de nuevo al volver a verlos caminar, ver, oír, quitar enfermedades cancerígenas y demás, hasta que de inmediato un dolor de abrumadores sentimientos nublaban mis pensamientos y me hacían querer aislarme al momento. Pensé en ya no seguir con ello, pero el poder iluminar sus rostros de alegría a esas personas que tenían la cabeza baja me llenaba de alegría y dicha, aunque sea, por un pequeño instante. Además, mis madrinas del templo me decían que era un deber que Dios me había encomendado y que yo tenía que continuar hasta el final.
Ahora déjame contarte cómo es que descubrí lo que pasó en mi nacimiento y la identidad de mi verdadera madre. Verás, pues hace un par de días. La sacerdotisa Anna, a la que antes llamaba madre, vino ante mí para que la curase de una enfermedad que había contraído en sus pulmones. Era la primera vez que me pedía que la ayudase a curar, por lo que acepté encantado de poder ayudarla. En ese momento, al sumergirme en sus pensamientos, pude notar que algo estaba oscureciendo con respecto a mí, así que me sumergí en ese punto en específico y pude ver todo lo sucedido sobre el despojo de mi madre. Ya había hecho esto cientos de veces, por lo que sabía que lo que veía era verdad, al menos una verdad para quien estuvo presente en los acontecimientos. Los datos de mi identidad se revelaron en ese momento y, aparte del dolor que me causaba quitar la enfermedad, una ola propia de sentimientos y emociones abrupta chocó en mí y me desmayé en ese momento. Hasta despertar después de unas cuantas horas. Escondí el descubrimiento ante Anna y las monjas para que no atenten contra mí, quién sabe qué otras cosas atroces podrían hacer.
Estoy dispuesto a continuar con la búsqueda de la verdad y poder obtener mi libertad, que creo nunca haberla tenido. Espero estar equivocado. No sé si estás interesado en mi historia y que te siga contando, así que para saber si quieres que siga, por favor escríbeme en los comentarios y lo cuento completo como formato de novela, los leo muy seguido. Adiós. Ahí viene Anna.