Las noches heladas me recordaban que pronto habría una festividad que en años anteriores me daría emoción y alegría, no solo por la ocasión en si, sino por quien vería en aquella festividad. No, no era mi pareja o algún novio que tuve, era mi familia, aquel chico que por años me protegió, con el que viví tantas aventuras, pero eso ya no estaba, el ya no estaba.
Tras días de mucho frío decidí salir de casa, mi chamarra y un pantalón caliente eran mi único cobijo ante el gran frío. Entonces lo vi, más alto, con aquellos chinos desalineados, esa bonita sonrisa que el solo podía tener y esa mirada llena de complicidad. Me quedé un momento parada, deseaba realmente poder hablarle, sin embargo la presencia a lado de el me hizo dar cuenta que eso no sería posible, entonces él me noto
—Glo, ¿eres tú?, casi no te reconozco— menciono en modo de saludo, caminando hacia mi.
“Glo” ese sobrenombre… lo había olvidado, antes me daba risa escucharlo, ahora solo me incomodaba
—Si, soy yo, como has estado?— lo saludé, deseando irme tan pronto como me fuera posible
—Bien y tú?— contesto llegando a mi lado y salúdame con la mano
—Igual— nos quedamos en silencio un momento, sin saber que más decirnos
—Escuche que ya no te hablas con Karol ni con Jesús, ni siquiera con Diana, se pelearon o algo?— menciono rompiendo el silencio incómodo que se había formado
—No, solo no los he visto
—Ya veo, Glo he perdido tu contacto, me lo puedes pasar otra vez?— sabía lo que intentaba hacer, recuperar nuestra relación, aunque eso ya no se podía
—Lo siento me han robado el teléfono y por ahora no tengo uno— me sentía mal mintiéndole
—Ya veo, Glo me quedare unos días, ¿Quieres venir a mi casa a jugar videojuegos, como cuando éramos niños?— había esperado tanto años esas palabras, pero ahora ya no las quería, no las necesitaba
—No, tengo más cosas que hacer en casa, dudo mucho poder pedir permiso e ir— quería regresar a casa, quería olvidarme de su compañía, de nuestras aventuras
—Glo lo siento…
—Basta, deja de decirme así, hace tanto tiempo que nadie me llama así, no lo hagas tu por favor — pedí en una súplica desesperada
Sus ojos café claro me miraron buscando una respuesta sobre lo que le había mencionado, pero esa respuesta no llegaría, no ahora
—¿Que fue lo que cambio?, ¿qué nos paso?, pasamos de ser los mejores amigos a ser nada, a no decirnos si quiera un “hola”— baje la cabeza un momento, ¿Acaso no lo entendía? ¿No comprendía después de tantos años?
Después de unos segundos levanté la cabeza y señale a la chica detrás de él, aquella que cuando entro a nuestras vida se encargo de separarnos, con mentiras y engaños, y al parecer entendió todo
—Ya veo, sabes fue un gusto verte de nuevo, solo una pregunta, ¿Como te gustaría que te dijera?— me sonrió cuando soltó eso, aunque su mirada reflejará tristeza
—Como gustes, solo no menciones “Glo” — el asintió ante lo dicho— me tengo que ir, espero te vaya bien en la escuela, sigue siendo el cerebrito de siempre— mencioné a modo de despedida mientas me daba la vuelta para irme
—Gracias, perdona todo lo que una vez te dije, espero un día poder volver a ser tu mejor amigo— menciono con un deje de tristeza, ambos sabíamos que eso ya no sería posible, que no volveríamos a ser los mismos, aun así, solo asentí y me retire…