¡7 años! 7 años había pasado desde aquel accidente en el que perdí, la movilidad de una pierna, accidente del cual mi esposo salió ileso, pero cambió su trato hacia mi persona.
Aquel hombre que juro amarme por siempre, por toda la eternidad me ignoraba, me hacía de lado.
Me trataba como si yo no existiera, no me miraba ni siquiera me hablaba, pero eso no era lo peor.
Nuestra casa era enorme, pero desde el accidente él empezó a cubrir todos los espejos no había un espejo que no estuviera cubierto.
—¡Miradme! Deja de ignorarme.
Pero él no me hacía caso, seguía en lo suyo, en fingir que no existo. —¡Dímelo! Te avergüenzas de mi renguera, ¿Dondé esta el amor que me profesabas? ¿Dondé esta el amor que me juraste en el altar? Acaso ya no recuerdas tus votos.
Fue la primera vez en años que me dirijio la palabra. —"Jure amarte aún después de la muerte, por la eternidad que sin importar lo que pasara; El amor prevaleceria por siempre"
—¿Lo recuerdas? y si lo recuerdas ¿por qué me ignoras? ¿Por qué dejaste de amarme? —Destapando aquel espejo de nuestra habitación para que al menos una vez me vea, que ya no me pueda ignorar.
Entonces lo vi aquel monstruo en el espejo; carne descompuesta, la mitad del rostro destrozado, cráneo partido.
Secuelas de aquel accidente.
—¡Dímelo! ¿Por qué ya no me amas? ¿Por qué actúas como si estuvieras enojado co nmigo?
—¿Dejarte de amar? Sino te amara no estaría aquí, pero no estaría enojado contigo si tan solo me dejaras descansar en paz. —Por lo que procedio a sujetar aquel trozo carne descompuesta con sus esqueleticas manos y junto con cinta tapar el hueco de su mandibula y seguir con lo suyo. ¡Ignorarme!
Fin