Comienzo a escribir esto por el simple hecho de haber visto algo a lo que no le encuentro lógica y que me tortura los recuerdos.
Estoy muy solo por esta casa. Mis padres salieron por motivos a los que no les tome mucha relevancia, así que prácticamente no hay nadie en casa, aunque me dijeron hace rato que vendría una niñera; pero ya hace mucho que ha pasado y no viene.
Por eso, cuando vi un niño en un momento que me asome por la ventana, no pude sino saludarlo amistosamente. Aquel chico estaba de espaldas, sosteniendo algo frente a su cara; sus ropas lucían viejas y algo mugrosas, cómo las de esos niños vagabundos que veo en las noticias, e incluso estaba descalzo (y esto no es más que una observación que comparto pero a la que ni yo le tomaría mucha importancia: parecía solo tener dos dedos en los pies). Inmediatamente de oírme, aquel niño pareció asustarse y salió corriendo de ahí, dejando caer el objeto que tenía entre manos.
Al ver más detenidamente aquel objeto, se me hizo extraño: era una ardilla, y no una simple ardilla... estaba muerta. No era simplemente raro que estuviera muerta, sino que estaba muerta debido a que algo la había mordido. Varias heridas aún sangrando tenía por todo el cuerpo. Al ver esa escena, simplemente me fui y me puse a escribir esto para no perder el recuerdo.
Tengo miedo de que algo haya allá afuera, algo de lo que no pueda defenderme y que haya podido hacerle eso a la ardilla.
***
Están tocando. Son pequeños golpes a la puerta, inofensivos, y hasta los siento amables.
Con todo y la amabilidad que poseen esos golpes, lo que me dijo mi madre fue claro: ni se te ocurra abrir. Por eso, evito hacerle caso a esa auto-invitación y lo dejo tocando. Yo simplemente permanezco viendo la tele, aunque lo que pasan no ayuda mucho: hombres entran a casa ajena y matan a una mujer que dejó la puerta abierta.
Sigo estando nervioso al pensar que cosas así puedan sucederme. Esos pensamientos no dejan de suegirme mientras escribo.
Espero a que llegue a parar. Sé que, al final, la gente se harta de tocar y simplemente se va, aunque a veces regresen.
Sin embargo, han pasado un par de segundos y aquel visitante no para de golpear. El ritmo de sus golpes no cambia, y es como si estuviera en una postura paciente a la espera de que le abra. ¿Cuál será el motivo de tan insistente petición?
Pero yo no hago caso. Sé que se va a hartar.
Sin embargo, esos golpes ahora se han vuelto más fuertes. Ya no son golpes leves con los nudillos, ahora son con el puño, o incluso puede que sean con ambos. Siento como ahora sus deseos de entrar han aumentado. Está golpeando violentamente, con una gran obsesión por lograr su objetivo. Pareciera querer romper la puerta y entrar.
Todo esto ya me esta poniendo nervioso, pero conservo la esperanza de que todo se acabara. Mientras tanto, sigo luchando con mis pensamientos intrusivos que me siguen mostrando escenas donde entra un horrendo hombre y me saca los ojos o me hace otra atrocidad que mi inquieta imaginación logra crear.
Si el miedo ya me esta torturando tan solo porque esa persona usa toda su fuerza contra la puerta, ahora ha empezado otro ruido aterrador; un grito.
Pero no es cualquier grito; es increíblemente sonoro, pues empezó débil pero ahora parece un lamento desesperado. Es como si fuera sacado de lo más profundo de su garganta; es gutural, como si se empezará a rasgar la garganta. Eso es, parece que le están arrancando la piel, que lo están torturando.
"¡Pare!" Grito, desesperado ante el estruendoso y abominable grito sin sentido.
Ahora incluso parece que arañan la puerta, y aquellas uñas parecieran ser las de una pantera. Ante el ruido, ahora yo golpeó la puerta, suplicando que ya se callen.
Y después de unos cuantos segundos, el ruido ceso por completo.
¡Esto ya no es normal! ¡No sé que hacer, pues le he intentado hablar a mi madre y no me contesta! Estoy completamente solo y parece haber algo que quiera hacerme daño.
***
Ya en definitiva empiezo a sentirme acosado.
Ya no es que sospeche que alguien quiere venir, sino que directamente sé que alguien está alguien vigilando.
En un momento, cuando me encontraba dibujando para sacar mis pensamientos de lo que había pasado anteriormente, comencé a sentirme vigilado. Sentí como algo clavaba su mirada en mí.
Volteé la mirada a la ventana y, ojala y no me tache el que lea esto de loco (que no sé quién leerá esto, tal vez un amigo al que le pase esta narración, si esto pasa), al menos no del todo, pero pude ver dos gigantescos ojos negros, profundos y sin alma observando; eran dos enormes esferas cómo bolas de bolos, que se quedaron viendo directamente a mi con sentimientos que no puedo describir. No sé si fue que no me haya fijado del todo bien, pero solo vi tres dedos, los cuales estaban apoyados sobre el vidrio.
Inmediatamente desapareció aquella figura de la ventana. No pude observar nada más de ese individuo.
***
Cada vez estoy más desesperado ante esta situación. Ya está por anochecer y definitivamente algo va a suceder cuando caiga el sol. No tengo ya a nadie a quien recurrir. Nadie tengo a quien llamar porque nadie contesta, como si todo mundo estuviera ocupado hoy. Soy un niño, y claramente no sé absolutamente nada de lo que me pueda suceder.
Nunca nadie habrá vivido una situación como la mía, eso es algo seguro. Y por eso, no tengo ningún referente de lo que se supone deba hacer ahora. Mis padres siempre me dijeron que no me meta en problemas y que nunca le habrá la puerta a extraños. ¿Pero que hacer si ese extraño te tiene acorralado y no puedes hacer absolutamente nada contra él?
No me queda más que esperar que mamá y papá regresen de dónde sea que estén. No puedo salir de aquí, pero ese ser si tendrá chances de venir acá.
***
Todo ha acabado.
Me tienen acorralado y no tengo ya otra cosa que hacer sino escribir esto y que alguien pueda conocer esta historia. Esperar que esto sea algo conocido por todos. Esperar que ya nadie pueda sufrir por este monstruo.
Finalmente, cuando se puso la noche, prendí todas las luces para que ni un centímetro de oscuridad estuviera en casa.
Estuve todo el tiempo atento. Ya no busque distraerme en otra cosa. Había un claro peligro al que debía estar atento.
Todo fue bien hasta que mientras estaba en la cocina, pude oír un golpe que venía de un lugar que no identifique pero estaba solo. Después oí los cristales que caían. Nunca me he sentido más asustado que cuando no pude ni donde estaba el peligro al que me tendría que enfrentar.
Cómo en las películas, agarre un cuchillo y me dispuse a ir a la puerta. Ya sabía que aquel ser no estaría rondando por ahí, así que mi primer pensamiento fue el de huir y dejar a ese monstruo que me buscará cómo estúpido por la casa.
Cuando ya estaba acercándome a la puerta, volví a sentir esa mirada.
Ahí estaba, aquel terrible monstruo. Tampoco lo identifique muy bien, pero pude ahora notar que tenía la piel arrugada y unas prominentes ojeras. Estaba corriendo hacia mí.
Por un breve momento me sentí confiado, y pense que podía salir corriendo y dejarlo atrás, porque no creí que pudiera abrir la puerta. Otra vez lo subestime.
Cuando abrí, me tope con un gemelo de aquel monstruo. Sus facciones eran aún más repulsivas al verlo de frente, con esos colmillos que parecían salirle de su pico. Atroces dientes afilados y delgados. Rápidamente volví a cerrar la puerta.
Aún sosteniendo el cuchillo, pude ver qué ese monstruo que estaba corriendo hacia mí ya estaba casi que enfrente.
Le clave el cuchillo en uno de sus ojos y grito de una manera desgarradora. También lo quité de mi camino y corrí hacia mí cuarto, de dónde escribo esto. Al mismo tiempo...
Ya entro