Estoy enfadada contigo.
Me lo habías prometido: que siempre estariamos juntas, sin importar lo que pase.
Entonces, dime, ¿por qué me dejaste sola?
Se supone que eramos tú y yo contra el mundo; el par invencible.
Prometiste te quedarías, que no serías como todos aquellos que nos abanadonaron.
Pero te fuiste. Me dejaste sola.
A veces me culpo.
Me paso los días pensando en que, si en ese entonces, mi espada fuera lo suficiente afilada para derrotar a todos los monstruos que te atormentaban,todo sería diferente.
Ahora me di cuenta de nuestro error; luchabamos para hacerlos retroceder, para no dejar que destruyan nuestra felicidad momentánea, pero nunca pensamos en aniquilarlos de raíz.
Como resultado, descifraron nuestro patrón de ataque y rompieron tus defensas.
Lo siento.
Siento que es mi culpa, pero aun me enojo contigo.
¿Es qué olvidaste lo que te prometí y por eso te marchaste?
¿Olvidaste lo que me prometiste aquella noche de niebla?
Rompiste tu promesa, rompiste tu promesa, rompiste tu promesa.
Mentirosa.
Ahora nunca podrás escuchar la canción que te escribí; esa que te prometí que escucharías cuando lograras sobrevivir, cuando dejaras de quererte ir...
Solo quiero volver.
Quiero volver al momento en que te conocí y darte un fuerte abrazo; una cachetada también.
Y es que me dejaste, así, de la nada.
Pensé que tenía suficiente tiempo...
Pensé que siempre estarías a mi lado.
Pero la realidad es cruda; y es que, de entre todas las cosas de la creación, el tiempo es lo más incierto y lo más fácil de perder.
Entonces, si de alguna forma pudiera cambiarlo, lo haría.
Esta vez te ayudaría a afilar tu espada.
Te ayudaría a salir adelante.
Si pudiera volver el tiempo atrás...
No dejaría que volvieras a irte de mi vida.