Odio cada vez que me ponen un límite una prohibición, eso lo detesto. Nunca fui una chica de calle eso jamás fue lo mío, pero me gustaba salir con mis amistades es divertido. Hace un tiempo mi madre comenzó a asistir a la iglesia por una enfermedad y fue sanada, hoy aún sigue llendo y se siente bien. Pero desde que comenzó me a ido quitando libertades que son indispensables para toda joven. Tengo 17 años de edad y quiero salir y compartir con mis amigos, bailar, escuchar música, conocer gente nueva. Necesito divertirme y ser como cualquier otra chica de mi edad. Antes incluso podía tener pareja y ahora no puedo. Mi madre es buena en las redes sociales e incluso puede clonar mis cuentas. Es como una red de la que no se puede escapar, es un laberinto sin salida y me siento abogada. Hay cosas que quiero hacer, decir y no puedo. Mi cabeza está por estallar mi ira va en aumento y es que respeto tanto a mí madre que soy incapaz de desobedecer sus órdenes. Quiero salir y disfrutar, cometer errores como cualquier otra chica de mi edad, quizás conocer a un chico y que me rompa el corazón en pedazos. Y qué más da, quiero sentirme normal ¿es malo sentir eso? No puedo leer lo que me gusta, ver lo quiero ver, no puedo porque incluso tiene la contraseña de todo en mi móvil. El lugar más lejano al que he ido sola es a la escuela o la casa de mis abuelos, donde también quiere controlarme. Revisa mis chats de WhatsApp y le molesta que hable con mi amiga fujoshi y la razón es obvia, yo también soy fan del yaoi y no puedo consumir ese contenido. Prohibido el anime y el manga, a duras penas puedo leer novelas. Lo odio, odio sus ganas de querer controlar incluso lo que pienso, lo detesto no lo soporto. No sé cuántas veces e pensado en irme, pero no tengo a quién acudir. Me siento presa, es una soga al cuello lo que llevo y no lo aguanto otro segundo más. Pero tengo miedo de irme y que me encuentre, si salgo de estas cuatro paredes es para no volver y esperar hasta los dieciocho años es un martirio. Escribo con un nudo en la garganta aguantando las lágrimas para que no venga a ver lo que estoy haciendo. Me siento presa del respeto que le tengo, no me siento bien estoy desesperada la muerte no es opción, quiero que entienda que me entienda a mí, su hija. Quiero al menos acepte mis gustos, incluso me ha dicho que mientras viva bajo su techo sin importar mi edad debo acatar sus reglas. No me parece justo, no quiero ser como ella quiere, y qué si soy normal ¿es malo? ¿Tan detestable es serlo? Si es así entonces lo soy, soy un desperdicio de tiempo y dinero. Y qué más da quiero lo que quiero pienso lo que quiero no me puede obligar a ser como ella quiere que sea yo soy una persona con voz propia y razocinio. ¿Qué le cuesta entender? Necesito hablar con alguien que sea capaz de escucharme y no tengo a quién, estoy desesperada solo quiero respirar ¿Es tan malo desear eso?