25 de Octubre, 1890
"Para quien la reciba. Estoy muriendo... Escribo esto con la mano izquierda, ya que mi derecha está casi perdida y mi mente se dispersa más que de costumbre. Hace tan sólo unas horas, creí estar en casa. Creí verte en el umbral de la puerta... No te imaginas la felicidad que me invadió en aquel instante. La tristeza que me consumió al siguiente, luego de caer en cuenta de que no eras tu. ¿Quién diría que un maldito ezrajo sería experto en robarle latidos a mi corazón?"