Nací para ser esclavo, el esclavo de los demás, esclavo de los abusadores, esclavo de mis pesadillas que antes eran solo sueños, y esclavo de mi voz. Voz que alguna vez se alzó pero en el intento murió...
- No eres más que un esclavo, así que no intentes cambiarlo - Me recordó aquella voz en mi cabeza, intrusa de mis pensamientos.
- No me importa, esclavo o no, alzaré mi voz - Contesté mirando al vacío, ese que se convertía en tu fiel amigo cuando todos te dejaban a un lado, como a un raro.
Y ese fue mi error, debí escuchar aquel intruso que me decía que no tratara de cambiar lo que era, que dejara que el destino hiciera las cosas a su manera.
Pero ya era demasiado tarde, ya había alzado mi voz contra mis opresores y en contra de todos mis sueños frustrados, que terminaron convirtiéndose en pesadillas de malas noches.
Ese fue el principio de mi fin, un fin que no expresaba nada más que dolor, melancolía, opresión, miedo, pero sobre todo, rencor. Rencor hacia todos aquellos que hicieron hasta lo imposible por apagar mi voz, voz que alguna vez se alzó en su propio nombre.
- Ya has jodido todo, ya te había sido arrebatada la poca libertad que te quedaba y ahora, te han quitado la voz - Volvió a interrumpir aquel intruso que, por coincidencia o destino, solo salía cuando todo mal lo hacía.
Quise responderle, pero ya no podía, habían acabado con mi vida, vida que aunque no valiera nada, era mía y no tenían derecho de quitármela así.
Y entonces recordé el porqué fui esclavo de los demás, fue gracias a mi voz, voz que aunque hipnotizaba a todos, también los torturaba hasta morir.
Al final, yo era el "villano", yo era el que "debía morir" para que los demás vivieran en paz. Pero, para que eso sucediera, debía tener mi Voz Apagada...