Te tengo en frente, sonriéndome como siempre y no sé qué hacer. En mi cabeza no deja de rondarme la idea de abrazarte con todas mis fuerzas hasta que decidas quedarte conmigo, hasta que dejes ese orgullo y me digas que sí. Me contengo, no quiero hacer una escena, aunque me gustaría que supieras todo lo que hay en mi interior, pero me contengo. Lo guardo porque no quiero que las cosas terminen abruptamente. Lo último que quiero es que te termines alejando de mí una vez más. Ya no sé cómo decirte lo que siento. Tampoco sé leer lo que sentís. Pero acá estoy, en frente tuyo, con el amor asomando por mis ojos, dejando que me tomes de nuevo; dejando que desmientas tus propias palabras otra vez. Te tengo en frente y sé que, por mucho que luche contra mí misma, voy a caer en tu red con facilidad, con la misma con la que vos me sonreís en este instante, con esa con la que rodeas mi cintura con tus brazos, me acercás a vos y dejás que te abrace; que baje la guardia; que mis sentimientos terminen de desbordar una y otra vez. Te tengo en frente con esa sonrisa que ya no soy capaz de ignorar, que me desarma y arma como quiere; como querés.