Érase una vez una tortuga que vivia en un lago. Le gustaba nadar y comer plantas acuáticas, pero también le gustaba mirar el cielo y ver a las aves volar. Un día, vio a un aguila que planeaba
majestuosamente sobre el agua. La tortuga se quedó maravillada y le dijo:
¡Qué hermosa eres, águila! Me gustaria ser como tú y volar por el cielo
¿Tú volar?-se sorprendió el águila - Eres una tortuga, no tienes alas ni plumas. Además, eres muy lenta y pesada. No puedes volar, es imposible.
Por favor, aguila - insistió la tortuga - Enséñame a volar, aunque sea por un momento. Quiero ver el
mundo desde arriba y sentir el viento en mi caparazón
El águila se compadeció de la tortuga y accedió a ayudarla. Le dijo que mordiera con fuerza una de sus garras y no la soltara hasta que le dijera Luego, el águila alzó el vuelo con la tortuga colgando de su
pata
La tortuga se sintió feliz y emocionada. Vio las montañas, los ríos, los bosques y las ciudades. Todo le
parecía pequeño y hermoso El águila le mostró las maravillas del mundo y le explicó muchas cosas
Pero mientras volaban, unos cazadores los vieron y dispararon sus flechas. Una de ellas rozó al aguila en el ala y la hizo sangrar El águila sintio dolor y le dijo a la tortuga
Suelta mi garra, tortugal Estamos en peligro, tenemos que escapar
No, no quiero soltarte-dijo la tortuga - Quiero seguir volando contigo, es lo más bonito que me ha pasado en la vida
No seas reola tortugal-gritó el aquila-Si no me sueltas, nos mataran a los dos. Dejame iry
volveré a buscarte quando estemos a salvo. La tortuga no hizo caso al águila y siguió mardiendo su garra con fuerza Los cazadores dispararon otra flecha y esta vez acertaron en el corazón águila El aguila cayó al suelo con la tortuga sun aferada a
ella. Los cazadores se acercaron y se llevaron a las dos como trofeos