Mientras estoy sentada aquí, contemplando las calles familiares de nuestro pequeño pueblo, no puedo evitar recordar cómo empezó todo. Crecí en este pequeño y pintoresco pueblo, donde todos conocen los negocios de los demás. Es el tipo de lugar donde se valora la conformidad por encima de todo, y ser diferente a menudo genera cejas levantadas y chismes en silencio. Pero yo era diferente desde muy joven. El arte se convirtió en mi refugio, mi escape de una vida familiar problemática. Descubrí la magia de los colores, formas y texturas que podían transportarme a un mundo alejado de mi realidad.
Luego estaba Ethan. Con sus ojos penetrantes y su carismática sonrisa, entró en mi vida como un huracán. Nuestro amor fue intenso, pero también fue una tempestad. Éramos la pareja de la que todo el mundo hablaba, cuya pasión estaba alimentada por los celos y la inseguridad. Era como si no pudiéramos estar juntos, pero tampoco podíamos permanecer separados.
Nuestra relación era como una montaña rusa, emocionante y aterradora a partes iguales. Discutimos en voz alta, hicimos las paces apasionadamente y repetimos el ciclo sin cesar. Nuestro amor era como un fuego que ardía demasiado y amenazaba con consumirnos a ambos.
Y, sin embargo, no podíamos dejarlo ir.
La gente de este pueblo no podía entender nuestra conexión. Susurraron a nuestras espaldas, sacudiendo la cabeza en señal de desaprobación. No podían entender por qué permanecíamos juntos cuando parecía que lo único que hacíamos era lastimarnos el uno al otro. Pero no vieron lo que nosotros vimos: las chispas que volaron cuando nuestros ojos se encontraron, la electricidad que crepitó en el aire cuando nuestros labios se tocaron.
Y así, todo comenzó en este pueblo, donde el conformismo chocó con nuestro caótico amor. Allí escuché por primera vez rumores sobre Chloe, la terapeuta que eventualmente entraría en nuestras vidas. Esperábamos que ella pudiera ayudarnos a liberarnos de los patrones destructivos en los que habíamos caído. No sabía que la llegada de Chloe no sólo desafiaría nuestra relación sino que también me obligaría a enfrentar los demonios de mi pasado, los mismos demonios que habían alimentado nuestra turbulenta historia de amor.