—Fue, fue la pintura, lo juro- Exclama el joven con una mirada traumatizada, los policías solo se ven el uno al otro, no creen una sola palabra.
—Joven, su ex novia está muerta en la sala de su apartamento, sus manos están cubiertas de sangre, lo encontramos con cuchillo en mano, por lo menos invente una buena excusa- Menciona uno de los policías mientras esposaban y metían a Fuji a la patrulla.
—Ire a colocar las bandas amarillas, lleva a este loco a la estación - Mencionó Carter, uno de los dos policías, mientras su compañero se marchaba.
—Es un error, que no se quede, que no se quede, que no se quede...- Susurraba desesperado Fuji.
Entrando en el apartamento de Fuji, el cual estaba hasta el fondo del segundo piso del edificio, el oficial Carter siente un espantoso hedor a podrido entrar en su nariz.
—Demonios, ¿aún sigue el olor del cuerpo?-
Tras entrar al departamento, el oficial se queda en shock, en el suelo había otro cuerpo, un cuerpo que no vieron al llegar la primera vez, pero el problema no era solo el cuerpo, la cuestión es, que se trata del cuerpo de Fuji, el muchacho que se supone acababan de arrestar.
—¿Que rayos es esto?- Tomando su radio trata de comunicarse con su compañero.
—Bruck, contesta, Bruck, aquí hay otro cuerpo, pero, es el del muchacho, ¿se te escapo?-
El oficial Carter habla desesperado sin recibir una respuesta, pues claro, la patrulla en la que se marchó su compañero, había chocado, un charco de sangre sale del vehículo, el oficial Bruck fue degollado, junto a la sangre que se escurre por la puerta, unas pinturas de varios colores opacos se mezcla con ella, luego, la pintura comienza a moverse por si sola, cuagulandose en la forma de un hombre, con el aspecto del oficial Carter.
—Fue...la pintura- Con una sonrisa en el rostro, la pintura se marcha del lugar, sin dejar un rastro tras el.