El Joven agarro un hoja y empezó a escribir.
Tuvo que hacer varios rayones, para que el esferografo escribiera y después de escribir varias letras arrugó la hoja y volvió a escribir en una nueva hoja, limpia y blanca, sin marcas de suciedad y un aroma fragante tal como el de su perfume.
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¿Cuando fue que empezó?, El recuerdo de los cuadernos desordenados en el escritorio, un chico durmiendo plácidamente y el aroma dulce a lavanda llegaron a mi mente cuando te recordé.
Realmente no sé cómo escribir esta carta.
Habíamos pasado por muchas cosas, desde la caída de mi familia, el odio que se filtraban en tus ojos al verme y el cruel recuerdo del rechazo.
Todo esto siempre me carcome cuando lo recuerdo, pensaba ¿Por qué no podemos volver a cómo era en el pasado?
Sin luchas familiares, como dos simples niños jugando en los columpios.
Pero como si el destino quisiera lo peor para nosotros todo eso quedó en un recuerdo animado y nada más.
Sabes que te amo, ¿Verdad?...
Jaja... Aún recuerdo cuando volviste después de que decidiste estudiar en el extranjero, volviste tan cambiado.
No te reconocí.
El dulce niño que me miraba y seguía como un lindo conejito, se había vuelto un ser de mirada penetrante y aspecto frío que devoraria todo a su paso como un lobo.
Y aún así, el amor que te tuve no desapareció.
Realmente quisiera que me respondieras las Miles de cartas que te he enviado.
Si no es mucho pedir, desearía que me hablaras como solías hacerlo cuando éramos niños.
Que tus hermosos ojos avellana blillen con una luz ardiente cuando nuestras miradas se encuentren, pero aunque lo deseo con mucha devoción, eso es imposible...
Sin más dejo está carta para ti.
No quiero que se alargue y simplemente lo dejaré hasta aquí, se que detestas que las personas hablen con rodeos pero aún así espero y captes mis emociones.
Te extraña, Thomas...
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Doblo la hoja y la introdujo en un sobre, solo escribió cosas sin sentido pero aún así quería entregarla.
Había escrito muchas cartas.
Desde felicitaciones por el crecimiento de su empresa hasta de aniversarios por sus cumpleaños.
Si le preguntarás cuántas cartas escribió.
Faltarían manos para contarlas.
Thomas miro la ventana que conectaba con el exterior.
La lluvia no cedía, todo estaba nublado y el frío se filtraba por las ranuras de la ventana.
Dejo de mirar la ventana y mientras miraba su silla de ruedas no pudo evitar pensar en como termino así...
Recuerda que fue un día como el de ahora, con lluvia a cántaros y el ruidoso sonido de las gotas golpeando las aceras y techos del lugar.
Se había encontrado con la persona que amaba ese día, lo enfrento y en un descuido el sonido de un auto los sorprendió.
No recuerda nada más, solo que cuando despertó, yacia en la cama del hospital con insensibilidad en las piernas.
Recuerda lo frustrado que se sintió al ver lo impotente que ahora era...
Su vista se había nublado, y suaves gotas rodaron por sus mejillas.
Movió la silla de ruedas y bajo por el ascensor de su casa.
Vivía solo y no le importaba lo que el resto del mundo pasase afuera de su casa.
Como un ermitaño vivió escondido en su pequeña mansión y optó por ocultarse dea vista del público.
Movió la silla y salió del ascensor, lentamente se acercó al jardín que poseía en su propiedad.
A su amado realmente le gustaba cosechar, tenían flores y árboles con frutos que daban color al monótono lugar.
Cruzando el arco de rozas lo vio.
Su piel pálida junto a las rozas rojas lo dejo sin aliento, haciendo que sus blancas mejillas se tornaran de un suave carmesí.
"Otra vez estás aquí"
Pronunció el chico mientras miraba con curiosidad a Thomas.
"Mm..."
El chico miro las manos blancas de Thomas y dijo con disgusto.
"¿Otra carta?"
"Si..."
No entendía por qué el joven siempre venía a este lugar solitario y dejaba las cartas en silencio.
"Sabes que no la puedo leer ¿verdad?"
"Lo sé"
"Entonces ¿Por que lo hacés?"
Thomas miro al ser frente a el y continuo caminando hacia una lápida con hermosas flores a su costado.
"Por qué es mejor si no las lees"
Thomas pronunció esto suavemente mientras colocaba la carta encima de varias cartas que estaban sin abrir sobre la piedra grisasea.
Junto sus manos en forma de respeto y se despido, miro al ser que tenía al lado y le sonrió mientras salía del jardín.
Pero antes de salir, escucho al ser hablarle.
"Oye, ¿que es lo que tanto le escribes a la piedra?"
Thomas miro al chico fantasmal y mirándolo suavemente pronunció.
"Son cartas para mi amado"