Yo no había dormido en días, aquel ruido no me dejaba conciliar el sueño.
Aquella voz gritando mi nombre.
Aquellas uñas rasguñando mi rostro.
—Cállate, solo eso te pido eso, cállate.
Ahorcando aquel ser que me molestaba, para luego enterrar su cuerpo, para poder yo por fin dormir, estar en paz, hasta que otra persona venga a vivir alli, a usurpar mi hogar...
El hogar del cuco.