No puedo más con esto.
No puedo más con el peso de la culpa por la muerte de aquel chico. Yo no hice nada y ese fue mi error. Porque pude hacer algo, pude intervenir, pero el miedo no me dejó y ahora cada noche recuerdo su mirada. Esa mirada que me suplicaba ayuda.
Dicen que suicidarse es una forma muy cobarde de acabar con tus problemas. Pero juro que yo ya no puedo más. Que aunque lo intenté, no encontré motivos para seguir en este mundo soportando el peso ahogante de la sociedad. Esa sociedad en la que una hoja de papel vale más que una vida. Esa sociedad que te dicta como comportarte si naces niña o niño. Esa sociedad que te encadena con los dogmas, la que es hipócrita, la que no piensa en tí y solo piensa en sus creencias.
Quise ser yo. Quise dejar de estar esclavizado a sus doctrinas. Quise dejar de complacerlos y empezar a complacerme a mí. Quise ser libre. Pero no puede. Al final, ellos ganaron y yo fui solo un cobarde incapáz de ir en contra de lo que ellos me decían.
Decían ellos que estoy enfermo, dicen que estamos enfermos. Que somos basura en la sociedad. Hijos del demonio. Abominaciones. Defectos. Perversión. Monstruos. Pecadores. Y más cosas que no sé si valga mencionarlas.
Hubo un tiempo en el que creí enteramente en eso. Pero hoy sé que eso no es así y que los verdaderos monstruos son ellos.
Hay más crímenes de odio contra personas de la comunidad lgbt que los que pasan en las noticias. Y hay más sin resolver que resueltos. Porque es más fácil ignorar un problema que lidiar con él.
Quizá muchas personas hayan oido a compañeros de la escuela insultar a algún chico solo por verse afeminado. Los habrán oido decirles "maricas" "mariposones" o incluso los habrán visto molestándolos. No deveríamos normalizar insultos ni violencia contra nadie.
Pero la sociedad es una mierda y está jodida. Aunque aún quiero creer que hay personas que no son como los demás. Quiero creer que en ellas aún hay esperanza en este mundo que se quema poco a poco. Porque yo ya no encuentro esperanzas en mí. Porque ahora yo ya no me siento diferente a los demás, a esos que me hacen sentir mal. Porque no hice nada cuando vi a aquel chico inocente radiante siempre de seguridad y felicidad ser golpeado hasta la muerte. Quizá sin darme cuenta me fui contagiando de ellos sin yo querer eso.
Ya no tengo ganas de seguir con esto.
No puedo con la culpa.
No puedo con este sentimiento de no ser yo.
Quiero huir. Quiero sentirme libre. Quiero quitarme este peso de encima. Quiero dejar de sentir dolor.
No pretendo ser inocente, porque no lo soy.
No pretendo decir que soy una víctima de la sociedad. Porque no lo soy.
Yo soy solo un cobarde.
Recuerdo un debate en la secundaría con mi maestra y mis compañeros. "No entiendo a las personas que se suicidan en público, deberían hacerlo en su casa sin molestar a nadie". Eso fue algo que dijo un compañero mío a lo cual mi maestra de formación cívica y ética respondió: "no es que quieran molestar. Ellos quieren hacer saber a la sociedad que ellos existieron, que no eran invisibles". No supe bien que pensar en ese momento. No supe que era verdad. Pero hoy lo sé. Hoy lo sé porque lo haré.
Toda mi vida la pase en cubierto, ocultando quien era por el miedo. Pero hoy quiero revelarme, quiero que sepan que yo existía.
Hoy quiero que sepan que fui un chico que solo quería amar y ser amado.
Un chico que siempre fue solitario.
Un chico gay que no fue valiente.
Un chico que dejará de ser.
Un chico.
Solo alguien como todos las demás. Un humano como todos los demás. Que siente, que piensa, que respira, que llora.
Que vivía.