Erase una vez...
Un gato blanco de hermosos ojos azules, caminaba por la vereda del bosque antiguo, bajo el encanto de la mañana y el cantar de los pájaros.
Un ruiseñor cantaba, y el viejo roble se mecía al viento de poniente, en circunstancias tan particulares, un resplandor dorado rodeaba al gato.
Este se sentó y saco papel y pluma, y escribió los siguientes tratados.
"Un día equivale a un momento de la eternidad, y un fragmento de tu existencia arrancado de las garras de la obscuridad."
"Truenos lejanos se escuchan, es la carrera del tiempo anunciando su futura conquista con otro gobernante qué destrona, y su remplazo qué ocupa su lugar."
"La guerra no es sobre héroes, es sobre monstruos...
La guerra no es de victorias, es de horrores...
Deshumanización es el segundo nombre de la guerra."
"Al contemplar el mundo, uno puede observar dos cosas, la primera la belleza de la mujer, la segunda la enigmática forma de ser de la naturaleza. Pero no puedes verte a ti mismo, ni el espejo y su reflejo son garantía de que sean una forma de verte a ti mismo, ya que solo muestran la apariencia, y la persona es mucho más que su apariencia y su cuerpo."
"Contemplar el tiempo es igual a querer arrancarle al grano de arena sus secretos, no se puede ni dividiendo al infinito, ni con teorías parciales de relatividades, porque el tiempo no existe. Solo existe la eternidad."
Después de escribir estas cosas, el gato blanco se tomó un descanso, y se quedo esa mañana mirando al cielo y a las copas de los árboles. El viento sopla, aun que no lo veamos, cambia el humor de los que toca.
Hay soplos de aire qué reviven ánimos, otros qué parecieran ensombrecer el humor de las personas, otros soplos destruyen y otros crean. Así el viento y la naturaleza cíclica del cambio, promueven el día a día de los seres vivientes.
—Pero el sabio sabe que el cambio verdadero proviene del interior, nunca del exterior. El entorno puede influir en la persona, pero es la persona la qué cambia, y al cambiar por dentro el entorno se ajusta a la persona interna. Quien eres realmente por dentro, es la causa verdadera de la belleza o fealdad del mundo qué te rodea.
Dijo el gato blanco, y para ejemplificar sus palabras, modifico su persona por dentro, y la mañana se torno en noche, en un instante la vía láctea y las estrellas brillaban en lo alto.
Luego volvió a modificar su persona, y el mundo volvió a cambiar, no era de noche, era un tiempo indeterminado donde la roca fundida y el magma eran comunes, y el planeta apenas se estaba formando de una masa ignea.
—Al modificar mi pensamiento, y mi persona interna, puede proyectar mi existencia a cualquier punto del espacio o del tiempo, puedo retroceder hasta el origen ígneo del planeta, o puedo adelantar o retroceder el tiempo, puedo cambiar mi posición en el espacio, puedo estar en las pirámides, o ver desde el cielo o el fondo del mar, puedo proyectar incluso más allá de este mundo mi ser. Explorar otros mundos, y comunicarme con sus habitantes. Para mi espirito despierto no hay imposibles.
Dijo el gato blanco, quien es dueño de su espíritu, y puede atravesar todas las barreras sin dificultad.
Luego, volvió a cambiar la perspectiva de su observación, y era de nuevo la mañana, en el bosque y el roble qué se mece al viento.
—¿Qué cosa hay imposible para el espíritu despierto?
Pregunta el gato blanco, y la respuesta vino en la voz telepática de Yog-Sothoth.
—Ninguna.
—Si mi espíritu sabio puede remontarse a cualquier punto o espacio, ¿puedo modificar también mi existencia objetiva?
—Si.
—Entonces, ¿mi espíritu despierto y sin restricción puede ser cualquier persona que yo quiera?
—Si.
Entonces el gato comprendió ese día, que su poder y su existencia eran debidos a la potencia de su espíritu. Y el nombre de ese espíritu y su persona eran nada más y nada menos que Yog-Sothoth.
Quién decidió descender a la tierra en la forma de un gato, para dejar ciertas instrucciones a los hombres.
Con el suave viento de oriente, el gato blanco se desvaneció, su misión terminada. Y su propósito cumplido.
Si espíritu libre se remontó de vuelta a Yog-Sothoth. Un avatar felino qué felizmente cumplió con su misión.