Es una tarde tormentosa, las calles están completamente inundadas, y en medio de ellas hay un pequeño niño caminando sobre la acera vacía.
No trae paraguas, tampoco un abrigo para el helado clima, solo porta su mochila mojada.
Él esta regresando de la escuela con su típico andar característico, el cual era espalda encorvada y cabizbajo.
El ruido era ausente, no había alma ahí.
Aunque no es de extrañarse, esto ya algo muy común en Ashland.
Principalmente por ser un pueblo para vacacionar, es decir, que la mayoría de pobladores dejaban sus casas vacías durante el invierno y regresaban en verano.
En resumen, hasta el más mínimo ruido se lograba percibir en los callejones del poblado.
Así fue como Liam García se percató de que alguien lo venía siguiendo varias cuadras atrás.
Aquellas pisadas densas parecían ya estar a pocos céntimetros de él. Liam sabia que si se detenía algo malo sucedería, no era tonto.
Por lo que prefirió desviar su camino y ir a la estación de policías, siempre con un ritmo tranquilo para esconder sus intenciones.
Quizás aquel plan hubiera resultado y Liam hubiera lograda librarse de aquel destino inoportuno.
Pero en esta realidad no. En esta vida su destino era tener un ataque de asma, dejarse caer en medio del sendero y ahogarse.
Mientras observaba de manera borrosa la silueta del secuestrador acercarse para cargarlo e inmovilizarlo con un golpe en la nuca.
[...]
En esa misma noche un grupo de policías salieron en búsqueda del menor extraviado, a lado de algunos familiares.
Ellos se adentraron al famoso bosque de Ashaland, el cual está lleno de arboles de tonalidad cafe, con follaje espeso y tierra oscura... bastante tenebroso a altas horas de la noche.
La tranquilidad de este lugar se vio perpetrada con los escandalosos gritos de la madre, ella no paraba de exclamar el nombre de su querido hijo.
Lastimosamente nada resulto, la jornada acabó y el niño no había aparecido.
Fue demasiado difícil para la mujer, que entre sollozos clamaba al grande de arriba por misericordia.
Hasta que de pronto, el aviso de un oficial detuvo el llanto de la mamá, parecía que realmente Dios había escuchado sus ruegos.
Que mala suerte que fuera todo lo contrario,
el oficial solo había hallado un rastro de Liam, uno nada esperanzador.
Su chamarra colgaba de un árbol, estaba repleta de arañazos y sangre goteando.
El veredicto final era muy evidente...
Causa de muerte: Desconocida.