¿Y cuál es el sentido de la vida?
Esta es una pregunta que se hacía una joven, de diecisiete años. Ella tenía anorexia y evitaba comer para no verse fea, no quería que nadie más la juzgara por ser "gorda". Además sufría de depresión, pensaba que era una inútil y que el mundo no estaba hecho para ella.
Y con esto vivía todos los días, sin vivir con ganas, pero sin querer morir aún.
Por todo esto, ella estaba sentada entre la oscuridad de los diálogos de su familia y amigos, mientras se hacía esta pregunta: ¿cuál es el sentido de la vida?
¿Los filósofos podrían responder su pregunta? ¿O quizás esta es la única pregunta que no tiene respuesta?
Iría a descubrirlo, ya que ella no se sentía viva después de todo, así que tendría que preguntar a alguien más.
Preguntando a algunas personas de la calle, pudo ver que algo no estaba bien. Algunos decían que la vida era dinero, otros decían que era una oportunidad, otros que era una pesadilla, amor, sueños, sentimientos... Nadie se ponía de acuerdo, todos tenían una visión diferente, y eso no le respondía a su pregunta.
Desilusionada, se sentó en un banco de un parque, cerca de su casa. Un hombre de avanzada edad se le acercó y le preguntó si todo estaba bien. Ella miró al anciano, con lágrimas en sus ojos, y le respondió con un simple "no".
Empezaron a hablar, y ella le contó lo fea que se veía, lo ignorada que se sentía y lo poco se cuidaba. El hombre se quedó perplejo.
El anciano miró a la chica y le dijo:
"¿Ves a esos niños? Parecen estar felices, jugando al fútbol, sin embargo, uno fue abusado por sus padres y el otro es huérfano. Aquella mujer tan guapa de allí, superó el cáncer, pero su madre sigue en reavilitación.
Ese grupo de adolescentes, solo están ocultando sus marcas debajo de sus mangas, y uno de ellos ya no está más aquí presente."
La chica se quedó perpleja, se quedó mirando a todas esas personas tan felices que habían sido heridas.
El hombre la miró de nuevo y le dijo:
"Bonita, no hay una razón para vivir, simplemente se vive, se ríe, se llora, se sufre, se traiciona y se es traicionado. Eres tú contra el mundo, por eso hay que sonreír, aunque sea mentira o duela, sonríe."
Ella le sonrió mientras lloraba y le preguntó como sabía que estas personas habían sufrido tanto. Y el hombre le contestó: "por qué en su momento, ellos eran tú"
Derrepente, el hombre desapareció mientras sonreía. La muchacha se quedó un poco extrañada, así que se fue a casa, pero más feliz.
Abrió la puerta, dejó sus zapatos y cuando entró a su casa, una noticia le rompió el corazón, a ella y a muchos.
Al parecer, un anciano se había suicidado hace años porque su mujer había muerto en un accidente, y su espíritu se había quedado en el mismo lugar en el que se había suicidado, para cambiar la mente de las personas atormentadas, es decir, en ese banco...