Quise decir mil cosas para que no se marchara, pero se quedaron atascadas en mi pecho y seguía fingiendo que no me rompía el corazón, que todo estaba bien y que era sencillo volver a empezar.
Veía como alistaba sus maletas entre sus lágrimas, esperando a que yo de algún modo evitará su partida.
Hay historias que deben terminar y por más que doliera era hora de decir adiós, de afrontar los errores que cometimos y que nos lastimaron, tomamos decisiones que destruyeron de a poco el gran amor que teníamos y volvimos de la pasión un juego sucio y enfermizo.
Que caso tendría continuar cuando ya la confianza está rota, cuando la infidelidad ronda constantemente nuestras cabezas y nos sumerge en la vergüenza.
¿Cómo permitimos que todo esto pasara? pensamos que podíamos explorar en otros cuerpos y creer que no enfermarían nuestros corazones.
A pesar de que así lo acordamos, Fue la despedida más difícil en mi vida, pudimos tener un amor eterno y hermoso, pero quisimos arriesgarnos y jugar a los chicos exploradores ensuciando nuestro pacto y volvimos de nuestro amor algo efímero.