Recuerdo que cuando apenas era un adolescente mi madre ofreció en alquiler una de las habitaciones que estaba desocupada.
No pasó mucho tiempo para que llegara un inquilino, bueno en este caso sería una inquilina.
Ella era una hermosa mujer ya madura de unos 30 años, era de tez blanca, delgada, cabello rubio y tenía un exuberante cuerpo, con solo verla me hacía volar la imaginación.
Por supuesto, yo como la mayoría de chicos de mi edad siempre viviá anhelando poder experimentar con una mujer así, una mujer mayor que yo, con la experiencia que yo no tenía, aunque siendo realistas yo lo veía poco probable.
Era realmente excitante ver como se paseaba por cada rincón de la casa con esos diminutos shorts o con faldas muy cortas. Por Dios, esta mujer me enloquecía.
A veces me daba la impresión que ella sabía que yo la observaba con deseo y que siempre aprovechaba cada movimiento de piernas para dar un vistazo.
En una ocasión yo estaba sentado al lado de su habitación y ella salía de la ducha envuelta en una toalla, cuando se dirigía al cuarto me saludo con una sonrisa y entro a su alcoba dejando la puerta entreabierta.
No pude aguantar la intriga y me asomé lentamente para verla, pude ver su cuerpo de espalda completamente descubierto realizando leves movimientos dando la impresión de estar bailando, mi corazón palpitaba muy fuerte y mi cuerpo no paraba de temblar.
Algo me decía que todo lo hacía a propósito, que ella quería que yo la viera, que la deseara.
La señal más clara de que ella lo sabía, fue una tarde que quedamos solos en casa y yo estaba en la sala viendo TV.
Ella tenía puesta una minifalda de esas que son sueltas y para mi sorpresa se sentó en la silla ubicada frente mi, ella parecía no percatarse que no tenía la mejor de las posturas al sentarse dejando ver algo más que sus piernas.
Yo no sabía qué hacer más que mirar de reojo y disimuladamente, pero ¿y si era una clara señal para que cumpliera mi fantasía con una mujer madura, una mujer mayor que yo? La verdad no sabría qué paso dar o qué decir. Lo único que hice fue salir de ahí.
Tal Vez no fue una historia de amor romántica, pero sí les puedo asegurar que esa mujer estuvo por mucho tiempo en mi mente. Soñaba con ella, alucinaba con ella y sobre todo, me quedó el sinsabor de vivir una fantasía con la mujer mayor que me volvía loco.
Espero que les haya gustado mi relato personal que aunque en ese momento no se dio como me hubiera gustado, despues de un tiempo pude cumplir esa fantasía de estar con una mujer mayor que yo.