Marcela tenía 19 años y llegaban las vacaciones de mitad de año, así que decidió ir a pasar unos días donde su hermana, quien vivía con su esposo y su hijo.
La sorpresa fue que también llegó un primo de Marcela a pasar unos días allí, era un primo de su misma edad y justamente era el que le parecía más lindo de la familia.
La hermana de Marcela la acomodó en el cuarto junto con su sobrino y a su primo lo dejaron en el cuarto de huéspedes. Así pasaron unos días muy agradables, veían películas, salían a la piscina del conjunto o hacían alguna actividad divertida.
Marcela y su primo se entendieron muy bien, sentían una química distinta a como con otros primos, pero no mencionaban nada al respecto.
Una noche Marcela despertó con ganas de hacer pis y cuando iba hacia el baño escuchó unos ruidos en la puerta de la habitación de su hermana, la puerta estaba entre cerrada, así que ella se asomó con precaución y vio a su hermana intimando con su esposo.
La curiosidad de Marcela cada vez era mayor, así que observó por un rato sin que la descubrieran. A decir verdad esta situación la hizo sentir rara, como excitada.
Ella decidió regresar al cuarto y seguir durmiendo, aunque a decir verdad su imaginación se elevo y no podía dormir, en medio de sus fantasías e imaginación pensó en ir al cuarto de su primo y cuando estaba a punto de abrir la puerta salió su hermana a tomar agua y no pudo continuar con su objetivo.
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La noche siguiente Marcela y su primo se quedaron en la sala viendo una película, sin darse cuenta ya estaban muy juntitos y la situación se estaba tornando muy acalorada. Ya era muy tarde y todos estaban durmiendo, así que antes de dormir ella se despidió de su primo y fue al baño.
Cuando Marcela entró a la habitación, él estaba allí y le dijo que lo acompañara a su alcoba y ella simplemente asentó con la cabeza.
Entraron a su habitación y allí se dieron un profundo beso, él dijo que quería jugar algo y Marcela aceptó. No le importaba cuál sería el juego, ella sabía que algo pasaría entre los dos y a decir verdad, ella lo deseaba.
Él propuso jugar a la verdad o quitar prenda, que consistía en que cada uno hacía una pregunta y debía contestar la verdad, y en la siguiente ronda se debía quitar una prenda.
La habitación estaba oscura, los deseos y pensamientos cada vez eran más intensos, los latidos del corazón eran cada vez más fuertes con cada pregunta y con cada prenda que caía.
De repente él le preguntó a Marcela que si le gustaba y sin dudarlo ella respondió que sí. Como era de esperarse, la siguiente pregunta fue que si sería capaz de algo más que un beso con él, y después de un intenso silencio, Marcela respondió que sí.
Minutos más tarde quedaron de rodillas uno enfrente del otro, sin ninguna prenda y él empezó a tocar con la punta de sus dedos los muslos de Marcela, ella estaba temblando de nervios y podía sentir que él también.
Cuando estaban a punto de ir más allá, abrieron la puerta de la habitación y para sorpresa era su hermana. Marcela y su primo quedaron perplejos y su hermana con un grito preguntó: “¿Qué es lo que está pasando aquí?”.
Después de esto la mamá de Marcela se enteró y nunca jamás pudo volver a ver ni hablar con su primo y aún ella se pregunta ¿como se hubiera sentido si esa noche hubiera terminado como ella deseaba que terminara?.
A decir verdad, ella hubiera querido vivir esa experiencia prohibida así fuera por una sola vez.