¿Debería buscarla?
No, eso sería sospechoso, eres un sargento y ella un cadete, piensa Rick, usa la cabeza, úsala esta vez....
Pero...
¿Podria llamarle? No, todavía no, no hay necesidad, acabo de verla y, se veía bien o ¿estaba triste?, ahora que lo pienso... esta vez fue diferente, un saludo rápido, no hubo bromas, ni una tontería, solo una sonrisa débil y una voz cansada...
Carajo...
¿Debí preguntarle? ¿Porque no lo hice? Debí hacerlo ¡que estúpido! aunque tambien eso pudo ser molesto ¿no?, después de todo, ella me dijo que estaba bien y tampoco podia insistir, y que se diera cuenta de que la miro todo el tiempo, y que incluso ahora, que solo nos cruzamos unos pocos minutos, me fue suficiente para notar que algo estaba mal, no, no, no, eso sería vergonzoso, y ya no puedo arriesgarme a ponerme nervioso y que alguien se de cuenta de eso.
Ademas, no es que no quisiera, ella estaba ocupada... hablando con Felix cerca del ala de pruebas, soltando unas risas forzadas con Barbara en los comedores y finalmente, ahora, obligándose a mantener el ritmo del resto de soldados en el campo, cuando hasta a esta distancia puedo notar que no es capaz de hacerlo...
Esta usando esa terrible sobreactuación que la hace parecer fuerte, cuando su mirada dice todo lo contrario... ¿estaré exagerando la situación? Porque ahora pienso que podría ser así.
Cayó, una caída que se repitió tantas veces, que si no lo estuviera observando con mis propios ojos, diría que la estaban empujando, pero no, sus rodillas ya no podían con el ejercicio, y se doblaban cuando las obligaba a continuar, como si fuera un cervatillo recién nacido aprendiendo a caminar....
No...
Definitivamente no estoy exagerando, esto no es normal...
Debo hablar con ella.
Pero, ¿y si no quiere decirme? ¿Me estaré entrometiendio? Creo que mejor regresaré, ¡no Rick! tienes que hablarle, preguntarle que es lo que le pasa...
Mierda...
No puedo creer que un simple buenos dias y un par de caídas hayan logrado poner de cabeza mis pensamientos...
¿Es normal que me preocupe tanto?
Se que nunca debí aceptar seguirte el juego, que eres inmadura, testaruda y muy, muy imprudente, más de lo que soy capaz de aceptar de cualquiera, pero aquí estoy, siguiéndote como un tonto, preocupándome tanto por ti y extrañando esos molestas actitudes que tanto me desagradaban en primer lugar....
Puede ser que leer tantas novelas románticas al fin halla lavado mi cerebro y eso hace que te vea más esplendida de lo que en verdad eres... o talvez, nunca nadie se había atrevido a acercarse a mi como tú si lo hiciste y eso hizo que sienta algo más...
Que cursi, definitivamente eso nunca saldrá por mi boca, pero aún así, no puedo evitar preguntarmelo....
Solo quiero saber que te sucede...
¿Y qué hice para que decidieras no querer contarme?
Se que soy pesado, seco e insensible, pero eso nunca te detuvo antes ¿porque lo haría ahora? O algo cambió sin que me diera cuenta, no lo sé, pero quiero averiguarlo y no me detendré hasta que hables.
El bosque, me esfuerzo para ser sigiloso, una brisa fría que me causa un leve temblor, aguanto la respiración, antes de decidirme por avanzar un poco más; árboles, oscuridad, continuo y me pregunto si esto es una buena a idea, el ulular de un búho, el quebrar del agua de un riachuelo a lo lejos, me detengo apartando una rama de mi rostro, y ahí estas, en el mismo refugio que compartimos unas noches atrás...
Una bola de pelos cubierta por hojas secas, como si eso fuera a cubrirte del frío. Una gata de pelaje blanco con unas machas que parecieren pinceladas: naranjas y negras, tu apariencia favorita, y más para acurrucarte dentro de las raíces de eso viejo roble. Es tierno, aunque no lo admita en voz alta, me acerco, inclinándome frente a ti, admirando tu tranquilidad de elegir un cuerpo tan indefenso, en un sitio tan peligroso.
Se que no eres débil, pero sigo sin entender porque te arriesgas.
Mueves los bigotes y me miras con esos hermosos ojos azules, si no fueras un gato podría jurar que vi una sonrisa, se que no lo parece, pero estoy tan nervioso que siento mi lengua trabarse, aunque no he dicho aún ni una palabra.
Saltas en mi, por suerte mi reflejo me hace atraparte, te acaricias, ronroneas, y yo me siento tan extraño, tan tonto por sentirme feliz, tan ridículo por querer huir de tu afecto y de las cosquillas que siento en la garganta.
Me haces regresar al pasado, el primer hijo que luchaba por darle gusto a su padre, el chico sensible,tímido y muy inseguro, que temía con todas sus fuerzas ser tachado, excluido o rechazado por su forma de ser.
El que cambio tantas cosas para que su padre dejara de asegurar que seria marica, el que cambió la amabilidad con la acidez del sarcasmo, la bondad con la indiferencia y el afecto con el rechazo.
No cambie, solo me transforme en lo que se esperaba y tu seguramente estas fascinada por esa fantasía.
A pesar de eso te amo, no se porque, solo lo hago, disfruto tu contacto, me siento tan bien contigo, enserio, pero me da miedo involucrarme más y resultar no ser lo que tu esperas...
Lo que todos siempre esperan...