El relato
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En la biblioteca había un libro que nunca leímos en clase. No tenía título ni nombre. Sólo era un ladrillo de hojas amarillentas forrado en cuero marrón. Lo habían visto varias cada vez que me mandaban a buscar un libro y al cabo de un tiempo comencé a sentir una gran curiosidad.
En la biblioteca había muchos libros con relatos de terror. Ese era uno de ellos, pero ese era bastante raro. Algunas palabras no se entendían (como si estuvieran escritas en otro idioma) y algunas letras no las conocía.
De todos los relatos sueltos en ese libro solo pude leer uno.
Era una noche de invierno. Me puse el abrigo y salí a leer al patio con una lámpara que pedí prestada. Mientras leía el primer párrafo, algo llamó mi atención: Una nota.
La nota decía “Ve a leer en los árboles, Ana”. Cuando leí esa nota tenía 9 años. Quizá por eso no se me pasó jamás por la cabeza que eso podría ser simplemente una casualidad. Creo que en ese momento creí que alguno de mis compañeros me estaba jugando una broma, así que le seguí el juego para ver hasta donde quería llegar.
Fui a los árboles, y comencé a leer en la oscuridad.
El relato era un poco difícil de entender, pero se trataba de un artista que conocía todas las técnicas habidas y por haber sobre la pintura, pero tenía un problema al medir los cuerpos en cabezas.
Por cierto, hasta ese momento no sabía que los cuerpos humanos se miden en cabezas.
El relato se ubicaba en alguna ciudad imaginaria en el medio oriente, Demasiado moderna para su época e incluso futurista. Pero volvamos al artista del cuento: Él simplemente no podía medir correctamente las cabezas de una figura a pesar de ser uno de los mejores y más selectos pintores de esa ciudad. Entonces, en esa ciudad futurista para un mundo del pasado, el artista acudió a la ayuda de las ciencias oscuras escondidas en los sitios más criminales de esa metrópolis.
El artista consiguió una lámpara mágica, con un genio dentro de ella. La frotó y el genio se apareció. El artista deseó tener un control total sobre las cabezas. Un control cercano al de Dios, pero no más grande ni idéntico, para poder seguir rindiéndole culto. El genio cumplió, pero las palabras del artista no habían sido las adecuadas.
En el relato, la ciudad es destruida por la enorme bestia en la que se convirtió el artista. Luego de esa parte, ya no pude entender nada más del libro.
— Ana — se escuchó en la oscuridad de la arbolada.
Trate de ver quien era. Su voz no me era familiar. Comenzaba a asustarme a pesar de no ser miedosa. Entonces vi esa figura.
Dos metros o más, brazos alargados y ramas en su cabeza. Quién era esa persona ya es parte de otro cuento.
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Este relato se basa en mi novela "Horrores de la sierra". Si te gustó te invito a leerla. Publicaré un capítulo semanal :3