Estaba en un baile en un palacio, rodeada de chicas que eran mis amigas, cuando de repente un hombre alto y delgado con traje negro y antifaz dorado se acercó a mí y me invitó a bailar. Sin dudarlo, acepté y empecé a bailar con él.
Curiosa, le preguntó: "¿Quién eres?". Para mi sorpresa, el hombre con voz femenina me respondió: "Me llamo Ana". Me sorprendió su respuesta, pero su personalidad linda y graciosa me hizo reír. Me dejé llevar por el baile y sentí que flotaba, mientras que Ana era tan delicada bailando.
De repente, Ana me tomó de la mano y me llevó afuera para que nadie nos viera. Me mostró su rostro y era muy linda. Antes de que pudiera sentir algo más, ella me beso en los labios. Quedé sorprendida y emocionada a la vez.
Después del beso, Ana salió corriendo por las escaleras, gritando: "¡Nos vemos, su majestad!". Me quedé allí, con una sonrisa en los labios y el corazón latiendo fuerte. No podía creer lo que acababa de suceder.