Él a llegado otra vez, cada días más cansado y encorvado llega a casa. “Bienvenido a casa” le digo al poder por fin verlo de regreso. Él Nunca responde mis saludos, pero sigo siempre haciéndolo, no importa si es indiferente ese es el trabajo que yo mismo me asigné desde que con él a vivir comencé. Noche a noche es lo mismo.
Lo veo caer sentado a su sofá favorito, lo miro fijamente, pero él no parece notarlo. Está tan cansado y agobiado con su propia vida que de mí a comenzado a olvidarse.
Nuestro hogar está cada vez más deteriorado al igual que su apariencia. Ha cambiado mucho desde el día que por primera vez cruzamos miradas. Cada día más triste, cada día más amargado y cada día más alejado.
He decidido no dejarme afectar por su comportamiento, pero, es difícil no preocuparse. No quiero verlo partir como a mi antiguo ser amado, prefiero ser yo el que muera primero para no tener que vivir lo mismo dos veces.
Él a decidió levantarse de la silla y a la cocina se ha dirigido, otra vez de mi no se a acordado. Me quedo esperando en mi lugar, tal vez esta vez decida hablarme. No se que decirle para animarle, si es que al menos me escuchará todo en nuestras vidas podría ser diferente.
El pasado me agobia, pero, eso no me impide el querer ayudarlo aunque sea en lo más básico. Él se encuentra tan ocupado que es difícil encontrarlo en casa para intentar ayudarlo, solo llega en la noche, duerme y a la mañana siguiente desaparece.
Vuelve de la cocina con un plato de comida, está vez me mira y solo sonríe un momento antes de seguir su camino nuevamente al sofá. Prende la televisión y busca algo entre los canales sin preguntarme que es lo que yo quiero ver. A perdido los buenos hábitos que lo caracterizaban nuestros primeros años juntos.
La noche sigue avanzando y él ni siquiera una palabra me ha dicho. Estoy otra vez olvidado, él olvida que también tengo sentimientos y el estar abandonado duele en lo más profundo de mi ser.
Es difícil saber lo que piensa, difícil es poder ayudarlo, ya no tengo fuerzas para poder sopórtalo, pero es mi trabajo seguir a su lado hasta que uno de los dos partamos dejando al otro en la más profunda soledad.
Sigo aquí observando desde mi jaula de cristal , el humano que tanto me ha dado está casa vez más perdido y yo aquí, solo un pez dorado, deseando poder nada puedo hacer por él, solo verlo decaer.