Un pequeño demonio susurraba en su cabeza, pidiendo una y otra vez que se lanzara al vacío y diera fin a su patética existencia.
Golpeaba su subconsciente con fuerza, provocándole un dolor sofocante, al punto de lograr su cometido.
El portador del demonio se arrojó a la nada, poniendo fin a su miserable vida y resurgiendo desde las cenizas como un ave fénix.
Era consciente de que nunca olvidaría su pasado, pero también sabía que en su nueva expresión y viveza, lograría todos sus sueños.
Cada persona renacerá una y otra vez, hasta cumplir sus metas...
(Relatos de un peregrino)