Oscuridad.
El negro abunda en toda la habitación, el olor a humedad está por todas partes haciendo que mis fosas nasales duelan y sea insoportable seguir despierta.
Rezo todos los días todas las horas, todos los minutos y segundos para que pueda salir de aquí, sin embargo mis súplicas, rezos y oraciones son en vano, haciendo que el miedo sea constante.
Mi miedo a la oscuridad traspasa cualquier deseo de seguir viviendo, pero todavía queda un poco de esperanza en mí, la cual hace que, con los ojos cerrados, gatee aunque sea un metro de la habitación.
Pero, por más que intente salir de aquí, sé que cuando llegue a quince pasos me detendré, no porque el monstruo venga, sino porque la cadena en mi pie me lo impedirá.
Pero cuando no se tiene otra cosa que hacer, intentar salir de aquí resulta una combinación de adrenalina, combinar mi miedo a la oscuridad y al monstruo y, más aparte saber que hay, por más mínima que sea, la posibilidad de ser libre, a pesar de que mis piernas estén con muchas cortadas y mis brazos llenas de sangre de tanto intentar liberarme de estás cadenas.
Gateo lo más que puedo y, como lo esperaba, en el paso quince la cadena limita mi avance, pero,...esta vez siento que debo insistir, que debo seguir intentándolo.
Jalo con más y más fuerza la cadena, haciendo que mis brazos se cancen, pero no me importa, sigo tirando. No llevo la cuenta, pero creo que llevo más de diez minutos jalando la cadena. El sudor en mi frente me molesta, las heridas en mis brazos y piernas se abren, pero la necesidad de sobrevivir se vuelve más grande aún cuando hace casi una hora me había entregado a la derrota inminente.
Pero,...por más que quisiera seguir jalando la cadena, los pasos del monstruo hacen que pare...
Pasos lentos, y pesados...
Pasos que hacen que el aire empiece a hablar, diciendo: la muerte acecha...y es a tí...
El candado que hace está prisión posible comienza a abrirse. Ahora sí, mi miedo puede más que mi fuerza, haciendo que me siente en posición fetal y apriete los ojos con toda mi fuerza.
La puerta se abre...mis ojos lloran...los pasos avanzan...el monstruo me levanta...
Abro mis ojos y ahí está el monstruo,... viéndome de forma analítica, como si estuviera pensando en qué forma va a torturarme está vez...
Y, antes de que mi mundo se convirtiera en una oscuridad total, pude ver, tan siquiera, la belleza de la luz de una vela...