Tu cuerpo se relaja. Los párpados empiezan a pesarte y respiras hondo, muy despacio. En la oscuridad de los ojos cerrados sueltas, por fin, las riendas de tu mente, y la dejas cabalgar sola. Te sientes caer entre remolinos de luces y de colores, que te trasladan a un mundo extrañamente similar al que te rodea, pero con una apacible sensación de ingravidez. Una voz se dirige a ti y te dice: «Aquí todo es posible. Puedes ser quien tú quieras, hacer todo lo que te apetezca. Debes tener en cuenta una sola cosa: nada de lo que suceda tendrá repercusión en tu vida real. Dulces sueños. Disfruta».✨️