Persecución
Salgo a correr todas las noches, un poco para ejercitar y otro poco para olvidar los sucesos del trabajo.
Soy policía; mi vida diaria está llena de caos, persecuciones y malos tragos. Hoy un caso de violencia doméstica me ha dejado exhausto mentalmente, pero aún la rabia y conmoción del estado de esa mujer invaden mi mente. Corro escuchando música, pero no me aislo de mi entorno mientras lo hago. Mis treinta años pesan. Mi trabajo es tan duro y acaparador que no puedo ni quiero exponer a alguien a vivir conmigo de esta manera. Separar las cosas es muy difícil.
Llegando a la zona de negocios mientras corro mis últimos minutos, noto como un muchacho de contextura media, sale corriendo apretando sus bolsillos de un autoservicio mientras el empleado grita detrás del mostrador. Me cruzo de vereda y me quito los auriculares. Lo persigo. 《Espero no tenga un arma》Es ágil y muy inteligente. Toma calles oscuras, sin cámaras. Pero también soy veloz, me voy acercando rápidamente. Mi pecho se agita, en verdad estoy esforzándome por alcanzarlo. Cuando estoy a unos 5 metros escucho las sirenas de los patrulleros. También agentes corriendo a pie. Estas calles son más angostas, así que debieron tener que buscar de esta manera. Estoy seguro que ese empleado llamó a la estación. No recuerdo quién está de turno hoy. El muchacho gira a la derecha hacia un callejón sin salida, pronto me encuentro en él. Es muy oscuro y trato de no hacer ruido, detrás de unas bolsas de basura lo veo acurrucado. Lo levanto del buzo con mi zurda hecho un puño. Y me empuja con facilidad haciendo que quede apresado entre el y la pared.
– Ya vienen, no vas a escaparte esta vez –lo miro a los ojos y sonrió de lado. Con mi diestra libre presiono su bolsillo canguro. Es blando, no hay arma. Meto la mano y saco un sándwich. 《Es sólo comida》Mi cara se transforma. Ahora más cerca puedo verlo mejor, está asustado, es muy delgado puedo apreciar sus labios resecos y noto la dificultad para respirar. El me está sujetando de los hombros.
Los pasos de los agentes se escuchan muy cercanos. Mi mente y mi cuerpo reaccionan. Aún con la mano izquierda a la altura de su pecho tomo control y lo empujó contra la pared. Arrojo el sándwich y le quito la capucha, el abre sus ojos de par en par. Lo sujeto de la cintura y sin mediar palabra presiono mi boca sobre la suya. Sólo hago tiempo, esperando que los agentes nos dejen pasar por la escena planteada.
Él gime por lo que hice y presiona mis hombros tratando de safarse, pero soy fuerte y no lo logra. Han pasado unos segundos, y sus manos aflojan el agarre. Quiero mirar hacia la izquierda para ver si ya pasaron los agentes pero podría ser contraproducente. Nos miramos a los ojos, su mirada está más relajada. Cuando intento separarme escucho fuertes pisadas nuevamente. Él lo nota, su agarre se hizo fuerte otra vez pero de una manera diferente. Rápidamente profundiza la presión de nuestros labios pero esta vez cierra los ojos y me besa. Me está besando, mueve sus labios y me acerca hacia su torso, entrelaza sus dedos alrededor de mi cuello. No se porqué pero no puedo… no quiero tomar distancia. Nos estamos besando, pero de verdad. Ajusto mi agarre, en mi boca es apagado un gemido cuando se abre paso con la lengua. Es… adictivo, seductor. Su boca me atrapa, su respiración choca con mi pómulo. Es endiabladamente caliente. Suelto su buzo y lo tomo del cabello suavemente. 《¿Que mierda me pasa?》Estoy sumergido en esta situación en la que me metí solo. Quiero seguir. Quiero meter mi mano bajo este buzo, pero no lo hago, mi puño se aferra a su cintura. Si no me muevo, quizá él se separe. No detengo el beso, pero me quedo quieto. Aún nos estamos besando. Sus labios se volvieron dulces y suaves. Su respiración es más tranquila. Lo está disfrutando. Lo estamos disfrutando.
¿Quién diría que ésto pasaría después de un día para olvidar?
Nos soltamos lentamente, nos miramos a los ojos y la lucha de miradas con respiración ahora fuerte y revuelta se hace presente. Hago varios pasos hacia atrás. Estoy asombrado de mi mismo.
– Es la mejor cena que tuve en años – dice y se tapa el rostro con las manos cubiertas por los puños del buzo mientras se encorva y rie.
Estoy aturdido, sudado y mi respiración aun no se calma. Sacudo mi cabeza y escucho fuertes los pasos de nuevo. El se endereza y me mira fijamente mientras abre los brazos invitandome a regresar. No dudo un segundo, y esta vez, si doy rienda suelta a mis manos.
Él también.
Lo tomo de la cintura con ambas manos y lo elevo llevándolo contra la pared mientras enrosca sus piernas sobre ni cadera. Jamás hice algo como ésto, no creo haber siquiera soñado con algo así. Fue instinto, quizá deseo, aún no lo sé…
Vuelvo rápidamente a esa boca, lo beso, lo miro, cierro los ojos y vuelvo a besarle. Lo escucho gemir entre mis labios, lo siento apretar las piernas y rodearme con sus brazos. Ahora si cuelo mis manos bajo su buzo y lo acaricio con toques de presión. Puedo sentir sus costillas, está demaciado delgado. Meto mi lengua en su boca y desafío a la suya a un combate. Nos aferramos uno a otro fuertemente y nos besamos con pasión descontrolada.
Ya no escucho los pasos ni las sirenas. La negrura de ese callejón nos debora. Sólo persivo su voz agitada y temblorosa mientras beso su rostro.
– Por favor... ¡No te dentengas!