17 de agosto del 2022
La Universidad de “No-sé-qué” en este sueño era lo más hermoso que podía ver, me sentía bien conmigo misma cuando decidí entrar al coro de la escuela. Recorrí el campus con esa profesora de aspecto rudo que parecía más una entrenadora de equipo Rugby. Mis nuevos compañeros marcaban la diferencia, me encantaba la variedad de culturas y razas, esto encendía la vena de mi curiosidad lo que me impulsaba a seguir observándoles para aprender más sobre ellos, nunca hablarles, solo observar de lejos. Escalamos la mediana montana que se encontraba al lado de la academia entre risas y cantos altos, aquello demostraba el potencial de los integrantes. Yo reí sin mostrar dientes y un chico de color con cascos rojos enormes alrededor del cuello se acerca sin hacer el más mínimo ruido y me hace una pregunta.
-¿Te gustan los precipicios?
-Hola-A lo que contesto sin exaltarme demasiado.
-Hola, compañera.
El muchacho con aspecto extrovertido llamaba la atención en el buen sentido ya que una masa grande de estudiantes viene directo a donde estábamos, cerca del precipicio cuando llegamos a la cima. Conversaron mientras con pasos sigilosos me alejaba de la multitud. Dos chicas inquietas interrumpen el escape del año.
-Cuidado con el precipicio, esta montaña es muy empinada.
-¿Sabías que han confirmado más de 100 muertes de universitarios en solo un años?-La espabilada con el cabello color carmín gritaba la noticia con excitación y sus ojos se agrandaban a medida que contaba el suceso.
-Deja de exagerar chica, no asustes a nuestra compañera.-La otra compañera parecía más calmada pero no se salía del ritmo, cabello rubio, ojos verdes,-Son esos rumores cliché que cuentan los superiores a los de primer año para asustar. No hay manera de que suceda, hubieran restringido el paso a la montaña, no crees…-Me observa pensativa, al parecer esperando algo.
-¡Oh! Day, me llamo Day, lo siento por no presentarme antes.
-¿No crees Day que las leyendas exageradas le dan vida a las academias?
-Supongo que sí.
-En tu mente soy la chica de cabello color rojo, ¿cierto?-Pregunta la chica intranquila y mi respuesta fue reírme sin mostrar dientes.-Ya lo sabía, soy Gloria y esta rubia es Dexy.
-Yo me presento sola Gloria.
-Dejen de asustar a la compañera con esas locas historias.-El chico de los cascos rojos se había separado de la multitud, algo que no había notado, y se acercó al acantilado, donde charlábamos nosotras.-Tampoco es verdad que hay más de 100 muertes y 200 desaparecidos.-Confirmó.
-Nos estamos conociendo, para sobrevivir en la universidad tienes que hacer amigos, es lo que pienso si quieres pasar una vida escolar al máximo.-Contesta Dexy de forma calmada.
-Tonterías de ustedes.-Responde el chico con ropas exageradas.
-Lo dice el señor popular, desde que firmaste para entrar al coro, hay más candidatos en aumento.
-Pero el coro de esta Universidad es prestigioso.-Digo sin pensarlo dos veces. Mi pasión por la música me hacía flotar, sentir y muchas cosas más.
-Sí, es verdad.
Por segundos dejo de prestarles atención a las personas con las que charlaba y miro a mis alrededores. En cada parte de la montaña ya estaban formados grupitos de personas hablando de distintas cosas hasta que la profesora interrumpe predominando el sonido del viento en las hierbas verdes amarillentas del suelo, eran tan largas que algunas podrían escondernos y otras ocultaban nuestros zapatos. Hicimos un círculo y allí nos sentamos esperando más indicaciones. La caja que sostenía la profesora todo el tiempo fue abierta y cada uno tomó un papel. Cuando llegó mi turno mis piernas temblaban y mi corazón que estaba calmado a medias volvió a tomar ritmos rápidos, todos me observaban, no sabía que estaban pensando y me asustaba. Volví a mi sitio pero ya mi garganta comenzó a secarse, mi respiración era un desastre y no me sentía para nada con aquella valentía y comodidad para cantar delante de desconocidos. Para mi sensual y conocida mala suerte, el título de la canción que tenía que interpretar me era desconocido, sin lugar a dudad una canción cubana de Liuba María. Fruncí el ceño y maldije a mis adentros mostrándole el papel a Dexy quien estaba sentada a mi lado izquierdo.
-No sé cuál es, no me gusta la música cubana.
-A mí tampoco.-Digo algo irritada.
-¿Qué te tocó Day?-Pregunta Gloria.
Le muestro mi papel y se burla pero después me ayuda a intercambiarlo, la profesora ya estaba dándome la miradilla típica de: “no tienes madera para esto, mejor ríndete porque te pondré el pie de atleta que tengo en tu cara hasta que renuncies”
El otro papel seguía siendo condenada música cubana de la misma persona. Bien, arruinada hasta el último momento. No se podía cambiar, todos tranquilos en sus puestos calentando la voz cuando la melodía de la primera compañera nos hizo prestarle total atención. Cantaba “Happy Birthday” algo modificado, su estilo no era malo pero le faltaba sentimiento.
-Estás pálida.-Cascos rojos que estaba en mi lado derecho chequea el título en la hoja y rápidamente sin darme tiempo a pestañear cambia los papeles,-¿Secreto de futuros amigos?
-Eso no se pue...-Interrumpe lo que yo iba a decir con el dedo en sus labios haciendo la señal de silencio.
-A mi mamá le gustan, puedo cantar la parte del coro.-Mira su papel, ahora en mis manos.-No me decepciones, estoy esperando una buena actuación de tu parte, compañera.
Y me había dado cuenta que el nerviosismo disminuía cada vez que escuchaba la voz del chico cascos rojos pero todo se fue por la borda cuando leí el título de la canción. Mi piel erizó y sentí que caía sobre mí un peso enorme porque esa peculiar canción era…
Despertar de este sueño incompleto dejó a las personas con las emociones a flor de piel, diera lo que fuera por terminarlo, pero ya está perdido en lo más profundo de sus psiquis, como la mayoría de sueños incompletos que tuvieron mis amigos en su pasado.